Existe una corriente intelectual muy influyente que sostiene que la desigualdad entre las personas se debe principalmente a los privilegios estructurales de los que gozan algunos grupos. Frente a esta visión, otra corriente, más minoritaria y asociada a posiciones conservadoras, argumenta que las disparidades sociales y económicas tienen su origen en factores genéticos o hereditarios.
Thomas Sowell, prestigioso economista estadounidense, afroamericano y de orientación conservadora, propone una interpretación mucho más matizada. En su libro *Discriminación y disparidades*, Sowell sostiene que la desigualdad no puede entenderse como el resultado de un solo factor —ni de la opresión ni de la genética—, sino como la consecuencia de una compleja interacción entre capacidades individuales, decisiones personales, educación, cultura y circunstancias históricas.
El autor subraya que la desigualdad no implica necesariamente injusticia o discriminación. Las distintas dotaciones naturales, el entorno familiar, la formación académica, las oportunidades económicas y hasta el simple azar desempeñan un papel decisivo en los resultados de cada persona o grupo social. A través de numerosos ejemplos empíricos, Sowell demuestra que las diferencias en los resultados no siempre son prueba de sesgo o privilegio, sino que pueden reflejar distintos puntos de partida y estrategias de vida.
Sowell critica la tendencia contemporánea a interpretar cualquier diferencia de resultados como evidencia automática de discriminación. Según él, esa visión ignora la complejidad de los procesos sociales y conduce a políticas públicas mal orientadas, basadas más en la corrección simbólica de desigualdades que en la comprensión real de sus causas. En lugar de asumir que toda disparidad es fruto de una injusticia, propone analizar las condiciones concretas en las que surgen las diferencias: la geografía, la edad de las poblaciones, la cultura del trabajo o la acumulación intergeneracional de conocimientos.
El autor recurre con frecuencia a ejemplos históricos y comparaciones internacionales para respaldar sus argumentos. Menciona, por ejemplo, el éxito económico de minorías inmigrantes en contextos donde han sufrido discriminación, o las variaciones de ingresos entre grupos con acceso similar a la educación. Estos casos le sirven para cuestionar la idea de que la igualdad de oportunidades conduce necesariamente a la igualdad de resultados, una confusión que, a su juicio, distorsiona el debate político y académico.
En última instancia, *Discriminación y disparidades* es una invitación a pensar con rigor y sin dogmatismos sobre las causas de la desigualdad. Sowell defiende la importancia de los datos y del razonamiento lógico frente a las explicaciones ideológicas simplificadoras. Aunque su enfoque pueda resultar polémico para quienes sostienen visiones más igualitaristas, su obra aporta una perspectiva indispensable para comprender la complejidad de las diferencias humanas y el papel limitado, pero real, que juegan tanto la discriminación como el mérito en los destinos individuales y colectivos.
Discriminación y disparidades
Thomas Sowell
Traducción de Alexandre Casanovas
Editorial Deusto
356 páginas