Los resultados del último informe elaborado por Gadeso sobre la inmigración concluyen que el 80 por ciento de los menorquines consideran que los inmigrantes quitan puestos de trabajo a la población menorquina. A este dato se añade que casi nueve de cada diez menorquines afirma ahora que si los inmigrantes se quedan sin trabajo durante mucho tiempo deberían ser expulsados del país.
La percepción negativa sobre los inmigrantes ha registrado un gran aumento desde 2007, cuando estalló la crisis. Hace siete años el 69,3 por ciento de los menorquines encuestados consideraba que quienes venían de otros países permiten cubrir puestos de trabajo par los que no hay suficiente mano de obra, y solo un 29,8 por ciento manifestaba que un inmigrante con un periodo muy largo sin empleo debería ser expulsado. El rechazo a los inmigrantes se produce cuando, según el informe FOESSA, casi tres de cada diez personas se halla en Balears en riesgo de pobreza y exclusión social.
Estos datos revelan los cambios sociológicos que provoca la recesión. En épocas de bonanza y crecimiento se registran otras actitudes. La reactivación del mercado laboral es la clave.