La puesta en marcha de un programa antiplagios en la UIB aplicable a las tesis doctorales constituye una acertada medida por la polémica en torno a la tesis del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
A ello hay que añadir los discutidos másteres de Cristina Cifuentes, Carmen Montón -que acarreó su dimisión como ministra de Sanidad-y Pablo Casado; el cambio introducido en su currículum por Albert Rivera en plena polémica; y las disculpas de Ada Colau tras afirmar que una empresa le ofreció ayuda para acabar su carrera universitaria.
Ha estallado una gran controversia sobre las titulaciones de los políticos, que, en el caso de Pedro Sánchez, tiene su origen en la frase que pronunció en la moción de censura contra Rajoy: «en Alemania han dimitido ministros tras descubrirse que habían plagiado su tesis». La minoría parlamentaria del Gobierno del PSOE y sus constantes rectificaciones lo sitúan en el punto de mira de las críticas del PP y Ciudadanos. Ya han dimitido dos ministros, el de Cultura, por haber defraudado a Hacienda; y la de Sanidad. La tesis doctoral es examinada con microscopio. La caída de Sánchez implicaría la inevitable convocatoria de elecciones.