Menorca vuelve a sufrir -se repite cada Navidad- el encarecimiento de los precios en los trayectos aéreos con Barcelona. Cautivos y sin alternativas, en manos de Vueling que cubre en régimen de monopolio las rutas que enlazan la capital catalana con la Isla. Influyen varios factores, que acaban creando un escenario perjudicial y con efectos negativos.
En primer lugar la falta de competencia por la ausencia de otras aerolíneas que operen en esta ruta, de manera que Vueling llega a multiplicar por diez las tarifas en los días punta. También influye la falta de masa crítica, o sea un volumen de pasajeros durante el año para hacer atractivo el trayecto a varias compañías al mismo tiempo. Y una normativa que, en un mercado cautivo, regule y limite los precios como ocurre en las líneas aéreas con Madrid.
Es cierto que gracias al descuento de residente quienes están empadronados en Menorca tienen una reducción del 75 por ciento, pero las tarifas son muy gravosas para los no residentes, lo que dificulta la conectividad y frena la llegada de visitantes. La economía local se resiente, los hoteles que quieren abrir en invierno no reciben clientes, y Menorca, marginada una vez más.