El Fondo Diocesano de Solidaridad, creado en mayo del año pasado por el obispo Francesc Conesa, con una aportación inicial de 100.000 euros para dar respuesta a las demandas, en materia de vivienda y suministros básicos, ya ha ayudado a 210 familias de Menorca. Este fondo ha atendido a quienes se hallan en situación de precariedad por la falta de recursos e ingresos, carecer de un puesto de trabajo y por la imposibilidad para acceder ayudas públicas.
Gracias a las donaciones recibidas a través de las parroquias, entidades de la Diócesis, empresas y particulares se han distribuido 97.300 euros en ayudas para suministros y otros 89.200 euros destinados al pago de alquileres para garantizar el derecho a la vivienda. Estas cifras confirman la dureza de la crisis social y económica que ha provocado el coronavirus. Durante los primeros meses de este año la situación aún no ha mejorado, con numerosas familias con graves dificultades. El obispo Conesa manifiesta que «hemos de escuchar sus demandas y ayudarles a superar sus dificultades, sintiéndonos responsables de la fragilidad de los demás». El compromiso y la actitud solidaria de los menorquines hace posible obtener estas ayudas.