El deterioro generalizado y los daños en la estructura del antiguo hospital Verge del Toro de Maó -en obras desde hace siete años para transformarlo en un centro para enfermos crónicos- han provocado la rescisión del contrato con la empresa adjudicataria de la rehabilitación del edificio, que se duplique, hasta los 28 millones, el coste de las obras y que se retrase al 2026 la puesta en marcha. «Es Diari» ha venido advirtiendo los errores al no haber detectado las deficiencias en la estructura de un edificio construido en los años 50.
A estas alturas, y tras el gasto realizado en un hospital diseñado con criterios arquitectónicos obsoletos, no se entiende como, según el informe redactado por los técnicos en abril de 2017, pudiera afirmarse que la estructura del Verge del Toro era óptima para un centro sociosanitario. La realidad es otra, muy distinta, porque «el buen estado de conservación del edificio, desde el punto de vista estructural», al que alude este dictamen, no era cierto, como se ha constatado. El empeño en restaurar este edificio acarrea un alto coste para las arcas públicas, que acaban pagando los ciudadanos. ¿No habría sido mejor plantear otras soluciones y adoptar otras decisiones?