Las 7.300 viviendas de Maó que reciben agua suministrada desde la desnitrificadora de Malbúger supieron ayer que no es apta para el consumo humano. Así lo recoge y afirma un informe de la empresa Hidrobal, emitido el 21 de agosto pasado. Explica que un conjunto de incidencias registradas en el funcionamiento de esta planta han provocado el incremento de los nitratos hasta niveles que no son tolerables para la ingesta, y que tampoco se puede garantizar la total desinfección del agua procedente de estas instalaciones.
Estos graves hechos fueron admitidos ayer por el equipo de gobierno a través un aviso difundido por el Ayuntamiento a través del canal de Whatsapp municipal. Al mismo tiempo, se paralizó el funcionamiento de la desnitrificadora. El alcalde, Héctor Pons, se refiere a un «fallo interno, en la cadena interna del Ayuntamiento» para justificar el retraso en intervenir y aplicar medidas.
Hay numerosos aspectos a aclarar. En primer lugar, por qué el gobierno municipal no actúa hasta que el PP, desde la oposición, tiene acceso a los informes de Hidrobal. Y por qué en noviembre de 2023 no comunica que ya se superaban los límites para el consumo humano.