El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anuncia el envío de otros 10.000 efectivos a Valencia, 5.000 de ellos militares y 5.000 policías nacionales y guardias civiles. Es una medida urgente porque la situación en varias poblaciones devastadas por la DANA se está deteriorando y muchos vecinos siguen atrapados, sin apenas comida o agua. También, lo que causa indignación y gran malestar, se están dando numerosos casos de pillaje y de robos. Ello provoca una psicosis entre los damnificados, que montan guardia frente a sus casas o negocios para evitar los asaltos. Y la ola de solidaridad ciudadana es tal que el presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, piden a los voluntarios que no colapsen los accesos. La sociedad española se moviliza para apoyar a las víctimas del temporal y Menorca no es una excepción. Estamos ante una tragedia de dimensiones bíblicas, con cientos de muertos y desaparecidos y barrios enteros arrasados. Un panorama desolador que plantea muchas incógnitas. La primera es si las autoridades valencianas dieron aviso a tiempo a la población de que llegaba una gota fría de proporciones devastadoras.
La catástrofe de Valencia reclama más recursos y muchas respuestas
Editorial | Menorca |