Las exigencias que está imponiendo la Unión Europea a los pescadores han provocado un gran pesimismo y malestar en este sector. Las cofradías de Menorca expresan su preocupación y advierten que será «imposible» subsistir con 130 días hábiles para faenar durante el 2025 porque al añadir las vedas y paradas para la protección de los alevines, en realidad sólo podrán trabajar noventa días, dos meses menos que este año.
Decepcionados, los pescadores menorquines, discrepan con el triunfalismo que transmite el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, que defiende el acuerdo alcanzado con Bruselas. El pacto implica la sustitución de las redes para incrementar el tamaño de las mallas, de manera que para pescar gambas pasará de 40 a 50 milímetros, mientras que la flota que pesque en la zona costera tendrá que utilizar mallas de 45 milímetros. Las cofradías de la Isla denuncian que habrá menos capturas y una merma en su rentabilidad. Las restricciones, que la UE defiende para garantizar la sostenibilidad de los recursos, constituyen una severa traba para la continuidad del sector pesquero menorquín, cuyo futuro está hoy amenazado.