Los disturbios racistas de Torre Pacheco, que se han saldado con destrozos y agresiones indiscriminadas, han confirmado el auge del discurso antiinmigración en España y la peligrosa efectividad –y rapidez– de las redes sociales para propagar bulos. Aunque todo apunta a que los disturbios son consecuencia de un acto planeado desde fuera de la localidad murciana por grupos de extrema derecha, obviar la contribución de Vox sería obviar la realidad.
La tercera fuerza política de España –y también de Balears– vincula inmigración con inseguridad. Vox avivando este discurso, que propagan otras formaciones ultras en Europa. Fomentar el odio hacia los inmigrantes para capitalizarlo políticamente tiene un punto de mezquindad. En Torre Pacheco la intervención de la Policía y la Guardia Civil ha frustrado los planes de la extrema derecha, pero su narrativa continúa calando.
Es necesario y urgente que se aborde la cuestión de fondo. España –y Balears no es ajena a esta circunstancia– debe gran parte de su crecimiento económico a la inmigración, pero son necesarias las medidas para frenar la inmigración ilegal. También es necesario alzar la mirada e invertir en las zonas más precarizadas con una gestión que favorezca la integración. Cualquier otra cosa favorecerá más episodios de racismo, odio y el discurso antiinmigración.