Desde el 1 de julio viven en Balears 1.251.086 personas, 12.501 más que hace un año. Los datos del Instituto Nacional de Estadística corroboran el crecimiento poblacional que registran las Islas, especialmente Mallorca, que ya se acerca al millón de habitantes. En el conjunto del Archipiélago la subida es exponencial si se toma como referencia el inicio del siglo XXI. En 2.000 vivían en Balears 845.630 personas, por lo que en 25 años la población ha crecido en 405.456, con un aumento del 47,9 por cien. Otro aspecto relevante es el impacto de la migración: el 95 por cien de los nuevos residentes que han llegado a las Islas los doce últimos meses son extranjeros.
Balears, con el 28,7 por cien, lidera el ránking de mayor porcentaje de habitantes nacidos fuera de España. Este crecimiento demográfico no es asumible y crea un gran reto: el modelo económico balear requiere de mano de obra que se alimenta con la migración, pero avanza hacia el colapso. A la emergencia habitacional cabe añadir el desfase de infraestructuras y un gasto sanitario que alcanzará cifras récord. Es imprescindible incluir en el debate sobre la masificación este incremento poblacional y no solo mirar al turismo. Es el momento de fijar límites y actuar en consecuencia. Quizás pueda resultar políticamente incorrecto, pero aquí no cabemos todos.