En poco más de quince años Menorca ha perdido uno de cada cinco pequeños comercios. Ha pasado de 817 a 614, una tendencia que no lleva camino de interrumpirse. Al mismo tiempo aumenta el número de trabajadores en este sector de la Isla porque el comercio local pierde terreno ante las grandes cadenas.
Entre las causas de esta crónica de cierres, desde PIME apuntan al aumento de la presión fiscal y el exceso de burocracia, que resultan difíciles de asumir por autónomos y los pequeños establecimientos. Al mismo tiempo, crece exponencialmente el comercio electrónico con un incesante volumen de ventas de toda clase de artículos a través de Internet y que son distribuidos cada día por las empresas de paquetería. Todo ello propicia la falta de relevo generacional y que, desde 2010, una de cada cinco tiendas haya cerrado.
Hay que añadir un hecho clave, que influye poderosamente: la estacionalidad de la temporada turística, que impacta sobre la sociedad y la economía insulares. Al gran número de menorquines que compran por Internet y no van al comercio local se une que de noviembre a abril no hay apenas visitantes. Las tiendas de Menorca optan por cerrar.