Mientras Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, se reúne en la Casa Blanca con Donald Trump, la guerra en Ucrania entra en un momento clave, tres años después de su inicio. El mandatario europeo pretende que Estados Unidos le suministre los temidos misiles Tomahawk, que tienen un enorme alcance y poder destructivo y que, sin duda, marcarían un punto de inflexión en el conflicto con Rusia. Sin embargo, los norteamericanos son conscientes de que se trata de una apuesta arriesgada, porque la reacción de Vladimir Putin podría ser desproporcionada.
El momento coincide, además, con el posible viaje del líder ruso a Hungría, invitado por el primer ministro Viktor Orban, que siempre ha sido muy crítico con Kiev. Y que, además, ha garantizado la seguridad de Putin, después de que la Corte Penal Internacional emitiera en 2023 una orden de arresto contra él. La anterior cumbre de Alaska, en la que Trump había depositado tantas esperanzas de alcanzar un primer acuerdo de paz, acabó sin progresos significativos