La gratuidad del transporte público fue una de las medidas de choque para hacer frente a la crisis que provocó la invasión rusa de Ucrania. Desde 2022, los autobuses y los trenes de cercanías han sido gratuitos en Balears, lo que ha disparado el número de usuarios y trayectos en estos medios de transportes.
El Govern confía en que se prolongue la gratuidad, pero la decisión final corresponde al Consejo de Ministros. Es el Gobierno Central quien la financia, este año con 43 millones de euros para las Islas.
El resultado ha consistido en menos vehículos particulares que circulan y un mayor uso del transporte público, imprescindible por la saturación viaria y por motivos de sostenibilidad. Al disparar la demanda ha tensionado unos servicios que habían sido dimensionados con otras magnitudes, con momentos de afluencia punta y tensiones. En cualquier caso, la apuesta por el transporte público es esencial. La duda sobre la gratuidad es si puede ser eterna. La medida se implantó ante una crisis muy concreta con una subida del precio de los combustibles desbocada. No es ya esa la situación actual y un pago moderado por el servicio es razonable para contribuir a sostenerlo. Prolongarlo tiene la ventaja de promover e incentivar su uso y ampliar la demanda. Como vía de promoción temporal es una medida útil.