El temor de que llegaría este día existía desde hace años. Menorca no ha podido retener la feria internacional de bisutería de SEBIME, que iba perdiendo fuerza e interés entre los expositores y clientes. La presión exterior, de algunos países productores europeos, y las endémicas dificultades de comunicación que padece la Isla, han decidido a los empresarios a buscar una alternativa. No ha habido tiempo de madurar la decisión y ver claramente sus consecuencias, que, de entrada, serán negativas para la economía local. Desde la Administración se ha pedido un tiempo de reflexión para encontrar alternativas, lo que en la práctica parece muy complicado.
El sector debe preocuparse por su propia supervivencia y en este sentido es importante que SEBIME asuma un papel de liderazgo en la bisutería europea. La repercusión económica a largo plazo depende de la continuidad de estas industrias y de sus puestos de trabajo. Se ha elegido Palma para que la feria siga en Balears y para no perder las ayudas de una de las pocas Comunidades Autónomas que apoyan a este sector. La despedida es dolorosa. La única feria internacional de Balears se va a la capital. Y Menorca pierde uno de los referentes de su actividad económica.