Con la muerte del Padre Cots se va un sacerdote ejemplar y una persona admirable, una institución de la comunidad menorquina. Decimos adiós a un hombre de firmes principios, austero, culto, enérgico y comprometido, a "un loco por los pobres", según le define una feligresa. Huyó del protagonismo, abrazó con vocación los votos del sacerdocio, se desprendió de sus bienes y se entregó a la causa de Jesús, coherente siempre con las sólidas convicciones religiosas que han guiado su vida. Su trayectoria en la Iglesia describe un legado de dedicación y entrega encomiables, pero su personalidad traspasa ese ámbito y ha dejado también en la sociedad excelentes muestras de su generosidad.
El diario "Menorca", que mañana cumple 69 años entre el pálpito de la actualidad, mantiene una relación de gratitud infinita con el Padre Cots. A él se debe la creación de esta empresa que durante siete décadas ha informado y ha servido, sobre todo, de medio de comunicación entre los menorquines, una función ejercida de acuerdo con un ideario tan simple como completo del propio fundador: fidelidad a los valores cristianos, la pluralidad y apertura a todas las voces y opiniones y la defensa de las reivindicaciones de esta tierra.