Vivimos tiempos extraños y desconcertantes. Parece que ya nada nos puede sorprender, pero hete aquí que siempre aparece algo "inusitado" capaz de dejarnos descolocados, o al menos en mi caso. No hace mucho me quedé estupefacto al leer una noticia con el siguiente titular: ¿Tu peluche se merece unas vacaciones? No es broma y si le interesa el tema siga leyendo.
Czech Toy Traveling se denomina a sí misma como "la primera agencia de viajes mundial para osos y muñecos de peluche". Usted empaqueta a su Mickey Mouse o Hello Kitty y, previo paso por caja, su mascota se va de vacaciones, pongamos por caso, a Praga. Allí le pasean, se fotografía frente a los edificios emblemáticos, juega o va de picnic con otros muñecos, le dan masajes y hasta se le crea un perfil en Faceboock y Twitter, además de mantener informado a su dueño de sus andanzas mediante un correo electrónico diario. El paquete turístico puede costar en torno a los 150 euros.
El negocio, por surrealista que parezca, parece que funciona. La verdad, yo todavía no he reaccionado. Mientras pongo en orden mis neuronas me atrevo a dar una recomendación: si se topan con un osito por el Camí de Cavalls, en el centro de intrepretación de la Albufera des Grau, o en el Teatre Principal no lo lleven a objetos perdidos, porque a lo peor le chafan las vacaciones.