Ramon Orfila cerró ayer una etapa de once años en la alcaldía de Es Mercadal, sin duda el periodo más fructífero de la historia contemporánea de este municipio. Una personalidad singular, su vocación por la política y la vitalidad extraordinaria que ha exhibido al frente del Ayuntamiento han dado lugar a una gestión brillante, según reconocieron ayer sus compañeros de todos los grupos del Consistorio. El salto cualitativo en infraestructuras y patrimonio, la mejora de la oferta cultural, deportiva y de servicios, el avance en prestaciones públicas y la dinamización de la vida social describen la realidad del municipio tras su paso por la alcaldía.
Definido como un animal político en el sentido más aristotélico, su acción municipal ha llegado a las más diversos aspectos, si bien las personas y el territorio ha constituido los ejes principales de sus casi tres mandatos. La amplia representación de la comunidad local y de las instituciones insulares y autonómicas que asistió a la sesión de despedida pudo comprobar el carisma que Orfila ha impregnado en el Ayuntamiento y festejar en lo político y en lo humano un expediente municipal en el que las pequeñas lagunas, que también han existido, no empañan un excelente balance final.