Ya lo tengo decidido: quiero una vuvuzela. Sí, esa especie de trompeta larga que produce un sonido monótono similar al barritar de un elefante o al zumbido de una abeja. "Ideal para acunar el sopor que acompaña el partido de las cuatro", me dice un amiga.
De momento, es lo que más me ha sorprendido de este Mundial de fútbol (bastante mediocre). Según creo, el nombre del instrumento es de origen zulú y significa hacer ruido o "baño de sonido". He oído que hay quejas de algunos jugadores, entrenadores, medios de comunicación y espectadores al considerar que los decibelios que emite el "vuvu" son bastante molestos. Vale, pero a mí que me digan dónde comprar esta maravilla. ¿Para qué?, pues se me ocurren bastantes usos, además de los propios del forofismo deportivo.
Algunos ejemplos. Que tarda en venir el camarero, vuvuzela al canto; que una cola se atasca por la incompetencia de alguien, pues a imitar el elefante; que hay que protestar por algo (una calle con baches, tarifas aéreas abusivas, la proliferación de aulas modulares en las escuelas...) todos al frente con la trompetilla de marras... Pero es más, seguro que también sirve para ahuyentar medusas, alejar tipos pesados, de rascaespaldas, sustituto del mando a distancia... Sin duda, una joya.