Curioso, pero cierto lo que nos suele ocurrir a la mayoría de las personas cuando cogemos un ascensor bien para subir o bajar, lo más triste es la desesperación en la que algunos caemos cuando precisamente cogemos "nuestro ascensor", pulsamos el botón, y rápidamente pensamos ¿lo habrá hecho ya algún vecino y me lo ha quitado? ¡Mira que si es el vecino del quinto! -a ése que no le trago- ¡vaya papeleta se me presenta!
La cantidad de pensamientos que se nos agolpan en unos instantes suelen ser de lo más variopinto desde el momento que pulsamos o cuando ya vamos en el ascensor y sobre todo como digo "si es el nuestro"... vaya hoy se ha puesto otra corbata... o aquel otro... lleva los ojos rojos seguro que esta noche no ha dormido bien... Yo la verdad más que un ascensor a ese pequeño habitáculo lo llamaría "pensamientos encubiertos" porque no nos atrevemos a ser sinceros y tratamos de esquivar como sea a cualquier vecino... ¡bueno caramba! ¡al del primero no, que me cae bien! ¡pero como sea el del quinto, ya veremos!
Estimado lector, cuántas cosas se nos ha pasado por la mente cuando vamos cuatro o cinco personas todas apelotonadas y sin que tengamos "libre" ese espacio vital que parece darnos la libertad entre las personas.
Pero en el ascensor también se pueden dar otro tipo de vicisitudes que normalmente nadie quiere -que se quede atascado-... bueno si es con personas que no conoces todavía... pero si son con los consabidos vecinos, ¡ahora sí que la hemos jorobado! porque van a tener tiempo de hablar suficiente mientras llega el técnico, por los menos sabremos los nombres y nos preguntaremos mutuamente por nuestros seres queridos seremos más sociables y todos los personajes que se encuentran dentro de ese ascensor van a cambiar su mentalidad ante este instantáneo encierro teniendo la oportunidad de cambiar sus esquemas de pensamientos y descubrir esa libertad encerrada por la monotonía de la rutina diaria pero yo me pregunto ¿Por qué llegar a esta situación? Pero, eso sí, ante la adversidad todos nos unimos para tratar de llevar las cosas a buen puerto, es decir salir de ese encierro. Entonces habrá que ir pidiendo que se atasque muchas veces para que nuestra mente se abra y nuestros sentimientos se aireen, ¿tanto cuesta?
Yo quisiera manifestar aquí una frase de Ralph Waldo, "los buenos modales se consiguen a base de pequeños sacrificios" o sea debemos ceder la cortesía que haga falta y voluntariamente aunque sea al vecino del quinto para que las relaciones humanas sean más eficaces entre las personas.
De momento yo le diría buenos días D. X, hoy hace un día estupendo.