Dos sanciones se han hecho públicas y han sido noticia recientemente, y ambas relacionadas, directa o indirectamente con el Consell. Una de 6.001 euros a repartir entre dos empresas que organizaron la llamada fiesta del verano de 2007, la famosa Flower Power, que acabó con dos jóvenes accidentados y multitud de quejas en las oficinas de consumo; la segunda de 135.000 euros ha puesto en jaque a una entidad, el Aeroclub de Maó, que contribuyó a prevenir los fuegos forestales con la tranquilidad de que le avalaba un convenio con el gobierno insular.
Sin dudar de la corrección del expediente de la fiesta de La Mola, la multa es sin duda irrisoria, tanto como desproporcionada es la que le tocará pagar al aeroclub. Los primeros por intentar hacer negocio sin los permisos pertinentes y los segundos por recaer en un presunto intrusismo al intentar ayudar a la comunidad. Ambas cuestiones se debatirán el lunes en el pleno del Consell, planteadas en sendas interpelaciones del PP, y el equipo de gobierno debería ofrecer explicaciones convincentes en ambos casos.