Hace poco leí un artículo en el que se hablaba de la importancia que tienen nuestras palabras. Y es que hay mensajes que se van transmitiendo de generación en generación y que están cargados de dudosa ética. En España somos muy dados a utilizar refranes y expresiones sin tener en cuenta el porqué de su significado y que pueden llevar a que se menosprecie o minusvalore a ciertos colectivos humanos o al resto de seres vivos. En otros países de la Unión Europea, por ejemplo, se ha prohibido el calificativo "minusválido". La razón por la que se ha hecho es obvia pero, al parecer, en nuestro país no resulta tan evidente porque continuamos haciendo uso de frases como "me dejaron tirado como a un perro", "trabajando como un negro", "me siento como un perro apaleado", "así matamos dos pájaros de un tiro", "no vendas la piel del oso antes de cazarlo"... Habrá ciudadanos que no estén de acuerdo en realizar esta reflexión pero considero que somos capaces de echar mano al rico vocabulario que poseemos para utilizar otro tipo de expresiones que no contengan ese segundo mensaje, el cual conlleva que se pueda dar por válido que un animal pueda ser maltratado o que un negro tenga que trabajar de manera diferente a un blanco. A quien diga "ya sabemos que eso no se hace, son sólo refranes", decirles que, tal como explicaba el artículo que leí, si hay quien cambia la palabra "inmigrante" por "nouvingut", ¿por qué no cambiar las demás?
El altavoz
Segundos mensajes
Elena Delgado |