Al analizar la situación económica, los expertos siempre se refieren a si se recupera o no el consumo, incluso la decadencia de la actividad consumista, por el temor que expande la crisis, se considera una de las principales dificultades para la recuperación. Sin embargo, en Menorca estos días se ha podido descubrir la otra cara de la moneda, la posibilidad de que ejerciendo un consumo responsable se puedan ofrecer alternativas económicas y de conservación del medio ambiente. El consorcio Mestral-Caritas y GOB ha organizado la segunda edición de las Jornadas de Consumo Responsable, una oportunidad para cuestionar algunos hábitos de consumo generalizados. Se ha constatado que el crecimiento permanente es una quimera y que la promoción constante del consumo no consigue que las personas se sientan más felices. Otra cuestión es que el consumo irresponsable es injusto con quienes menos recursos tienen. Uno de los ejemplos más lacerantes se refiere al agua potable. La constatación de que los productos no son asépticos ha despertado interés, al considerar que responden a valores que se ejercen o que se olvidan, o incluso se incumplen. La responsabilidad en el consumo es una actitud individual.
Editorial
El consumo exige responsabilidad