Autoridad Portuaria de Balears anda dolida por la exigencia de que su proyecto de vial en el Cós Nou tenga que pasar por el laberinto tenebroso de la Comisión Balear de Medio Ambiente. Dolido en su orgullo, el ente gestor del puerto de Maó ha lanzado una especie de advertencia: si esto es así, otros dos proyectos relevantes como son la estación marítima y el varadero se van a retrasar. Ay, que inocentes son los de Autoridad Portuaria. Con estas cosas ya no se asusta a nadie, y menos en esta isla perdida en medio del Mediterráneo. Una demora en un proyecto público no es una amenaza ni algo por lo que preocuparse, es simplemente un elemento más del paisaje, un elemento autóctono como los ullastres, los caballos en las fiestas, el glosat o el oliaigu. Aquí, señores portuarios, cuando se nos presenta un proyecto el retraso ya se le presupone, ya contamos con tener que esperar más de lo previsto, con que surja un problema burocrático, un trámite que se atasca, lo que sea para demorar el asunto. Y esto cuando va bien. A veces los proyectos llegan a desaparecer de tanto esperar, se quedan en el olvido, en un titular de prensa, en una idea que de forma más o menos intencionada se lanza con una falta lacerante de realismo. Por lo tanto, que nos vengan ahora con la presión de un retrasillo en unas obras invita a la risa socarrona. Por no llorar, claro está.
El apunte
Los retrasos no asustan
Pep Mir |