Los datos del desempleo arrojan más sombra a la economía menorquina. Noviembre, un mes tradicionalmente malo, presenta esta vez una estadística preocupante, por primera vez se rebasa la cifra de siete mil parados, 555 de los cuales han ingresado en los últimos días en estas listas. En términos interanuales, el paro ha crecido un tres por ciento en la Isla, lo que significa que el comportamiento de 2010 en materia laboral ha sido peor que el de 2009 cuando se pensó que la dinámica de destrucción de empleo ya había tocado fondo. La estacionalidad turística permitió maquillar los números en verano, pero la realidad otoñal pone de relieve la crudeza del mercado de trabajo.
El estudio comparado tampoco aporta datos para un ligero optimismo, la comunidad balear ha registrado la mayor subida del país, a pesar de los intentos de la consellera Barceló por apreciar signos de estabilización en un campo donde las malas noticias empeoran, y Menorca presenta un perfil más árido que el resto de las Islas. Los únicos datos positivos hay que buscarlos en la construcción y en los contratos de primera ocupación, irrelevantes en términos absolutos, aunque hay obra pública en marcha con expectativas de empleo.