Los que pasan de la treintena y siguen el fútbol recordarán con seguridad a un jugador francés que durante un partido de la liga inglesa saltó a la grada y propinó un par de puñetazos a un espectador que le insultaba. Era Eric Cantona, todo carácter, no era un mago del balón pero tenía arte y un genio que enganchaba a miles de seguidores. Retirado de las canchas, su personalidad no sólo no pasa desapercibida sino que apunta a liderazgo de causas revolucionarias. Sus declaraciones a un diario regional francés son el origen de un movimiento social conocido como "StopBanque", que hoy ha convocado a sus seguidores de toda Europa a retirar sus depósitos de las entidades bancarias. No se va a colapsar el sistema, pero es un aviso a navegantes.
Algunas de sus premisas son compartidas por la gran mayoría de ahorradores. Gran parte de la actual crisis del mundo occidental –conviene precisar que en Namibia o Burkina Faso la ignoran– está causada por el sistema financiero y que el negocio bancario contradice todo principio de ética, roban a los pobres para repartirlo entre los ricos. De modo que propone atacar el núcleo de la corrupción que ha trastornado el mundo y que, por ejemplo, en España ha dejado en el paro a cuatro millones de personas. Su iniciativa no prosperará hoy pero está preñada de coherencia y como tal llamada a triunfar en el futuro.