Las causas que dieron lugar a los acontecimientos históricos conocidos como "el Mayo francés del 68" fueron principalmente las protestas por la incapacidad del sistema para acoger en el mundo laboral de la época al número cada vez más elevado de estudiantes que llenaban las universidades francesas. Aquellas protestas fueron potenciadas y aprovechadas también por diversos grupúsculos anarquistas, troskistas y maoístas en su particular lucha contra el capitalismo y el consumismo.
La economía mueve el mundo y siempre ha sido la causa de las revoluciones sociales y la espoleta que ha desencadenado los conflictos bélicos más allá incluso de las creencias y sentimientos religiosos (otra causa de históricos enfrentamientos) de los diversos grupos humanos.
Las actuales reacciones sociales en Túnez y Egipto también tienen fundamentos económicos. La facilidad de comunicación y la interrelación global existente ayudan y permiten al "hombre global" poder comparar las formas de vida de cada país y a plantearse el porqué de su personal situación.
La globalización de la información ha mostrado a los más pobres cómo viven los más ricos. Ya no lo leen ni se lo imaginan, lo ven. Sin necesidad de emigrar, lo ven. De cada día será más difícil querer mantener a una población determinada por debajo del nivel de vida que "enseña" internet. A pesar de las diferencias económicas entre países y continentes, la gente tenderá a no aceptar ser menos o vivir peor que otros. Si un sistema político no garantiza la comodidad que muestra internet a su población, será derribado y cambiado por otro que tienda a garantizar aquella comodidad. Lo empezamos ya a constatar. El ejemplo de internet es igualitarista y revolucionario.
La publicidad globalizada impone apetencia por consumir. La gente quiere tener libertad para consumir. Consumir es ayudar a rotar la economía. Pero para poder consumir hay que poder trabajar. Trabajar es pues una forma de conseguir libertad.
De vuelta a nuestro país vemos como sufrimos una tasa de paro realmente escandalosa.
Más allá de la picaresca, muchos consideran que sobrevivir con ingresos no conseguidos con su propio esfuerzo es denigrante para la persona. Los subsidios ralentizan las iniciativas. Muchos españoles no sólo no pueden ya consumir, sino sobrevivir a duras penas. El paro juvenil asciende a cifras ya cercanas al 50% de esa población y dobla (¡dobla!) la media europea. Eso no es justificable bajo ningún concepto ni tampoco excusable desde el prisma de ideología alguna. Casi la mitad de toda una generación está hoy en paro crónico y sin expectativas de mejora. Una paradoja será que sus padres, estando bajo el franquismo buena parte de su vida, habrán vivido mejor que sus hijos amparados por las supuestas garantías de una democracia.
Hemos recordado las causas por las cuales en la Francia de los años sesenta se produjo aquella explosión social. Han pasado algo más de cuarenta años y muchas de aquellas causas se reproducen ahora en España. Y en Baleares. "Nunca se llegará a los cien mil desempleados" afirmaban algunos políticos ilusoriamente convencidos por sus propios deseos. Ya estamos en los 126.000 parados. Todo un "éxito" sin duda. Algún tipo de responsabilidad tendrán quienes han dirigido las islas en estos últimos años. También en Menorca hay un paro espeluznante que deja a la isla sin muchos de sus mejores activos. Muchos jóvenes menorquines con inquietudes deben de alejarse de su tierra para poder trabajar y labrarse un futuro. Más allá de las incesantes cortinas de humo lanzadas por algunos gestores públicos en su particular cruzada por tapar los resultados de su mala gestión, la realidad muestra su crudeza.
Si a la vuelta del verano no mejoran ostensiblemente las condiciones para encontrar trabajo, la situación se tornará insostenible. ¿No se vendrán dando ya las condiciones para que se organice un Mayo francés en España?