En el Diari del domingo 27 de febrero último, página 8, me sorprendió el titular del trabajo que firma Isaac Pons de Roca: "Fornells o un gran forat de conill".
En Menorca el conejo de monte (oryctolagus cuniculus) ha desaparecido de amplias zonas de la isla, mientras que en otras se ha rarificado mucho. La mixomatosis que aparece en España en la década de los cincuenta, para ser más exacto en 1952 y más tarde la neumonía hemorrágico- vírica, a la que ambas enfermedades los cazadores menorquines le dicen malaltia dels conills, han llevado a este mamífero casi a la extinción.- sin embargo, y debido a su gran capacidad reproductora, no me parecen raras estas explosiones demográficas, normalmente siempre muy localizadas en puntos concretos. Es decir, que mientras en algunos llocs del término de Fornells, más que disfrutar, padecen la ruinosa consecuencia de una plaga de conejos, que como roedores altamente eficaces, son muy capaces de causar grandes estragos en las producciones agrarias, en otras zonas de la isla no hay un mal conejo que el cazador pueda llevarse al morral en lo que será una jornada huérfana de caza.
En algún pueblo de la autonomía madrileña fue noticia, ampliamente divulgada por la prensa, incluso ocupando más de un espacio televisivo especifico, la plaga de conejos del 2010. Algunos payeses no salieron al campo a cosechar sus siembras porque una miríada de voraces conejos habían "cosechado" todo lo sembrado, llegando incluso a trepar a los olivos para roer los brotes tiernos. Fíjense a que extremo llegó la cosa de estos lagomorfos, que los payeses llevaron su protesta y su petición de ayuda al parlamento autonómico.
En tiempos fe los romanos los campesinos menorquines piden ayuda a las centurias militares de Roma para que libren sus campos de una plaga de conejos. Años más tarde, en tiempos de la dominación inglesa, a uno de aquellos gobernadores se le ocurrió prohibir la caza. Los conejos llegaron en un par de años a convertirse en otra terrible y destructiva plaga.
El propio Cabrera (1914) estaba convencido que el conejo era originario de las baleares. Hoy sabemos que fueron introducidos. En cualquier caso Menorca reúne unas favorables condiciones medioambientales para la reproducción del conejo. A esto hay que unir una hidrología moderada y unas condiciones topográficas perfectas para la reproducción de los conejos. El problema surge cuando no se armoniza o controla su demografía, haciendo su presencia beneficiosa para cazadores y muy especialmente para la salud de una deseable ornitofauna propia de la isla que fía su subsistencia nutricional precisamente en la depredación sobre el conejo, caso del milano real o común (milvus milvus) que más que depredar sobre él, hace un trabajo de profilaxis, limpiando los campos de cadáveres de conejos. La casi desaparición y en cualquier caso rarificación del milano real, siempre he mantenido y mantengo que va pareja a la rarificación del conejo. Otras joyas orníticas, como el águila calzada o el alimoche, se benefician también de los conejos por cazarlos el águila o por nutrirse el alimoche de los muertos por enfermedad o atropellados.
Como señala Isaac Pons de Roca en su trabajo, una solución inteligente sería capturarlos para destinarlos a la repoblación. La captura con hurones y trasmallos es rápida y productiva. Podrían capturarse desde Fornells y ser llevados a otras zonas de la isla para conseguir poblaciones estables y de paso asegurar en la isla la población del milano real, sin estar siempre con el sobresalto de su anunciada precariedad. El milano, como otras rapaces, y probablemente también un mamífero como la marta, dependen de la población de conejo, verdadera intendencia nutricional para ellos. Luego, en la mano de los cazadores debe estar la gestión y el control eficaz para evitar daños a la agricultura. Los beneficios siempre deben ser superiores los daños y el control tampoco es nada complicado con los medios de caza actuales.
No quiero dejar de decirles que casi con seguridad a partir de la próxima época primaveral, aparecerá el insecto propagador de la mixomatosis que probablemente diezmará este foco conejil de Fornells.