La sociología distingue entre los hechos fortuitos y los de fuerza mayor. Los primeros son imprevistos que, de haberse podido prever podrían haberse evitado; los segundos son aquellos que aun habiendo podido preverse no podrían haberse evitado. La reflexión viene a cuento de la avalancha de inauguraciones, primeras piedras y visitas de la autoridad gubernativa a instalaciones y lugares que han existido siempre pero de los que sólo se acuerdan ahora, cuando ha sonado la campana de las elecciones. No es fácil discernir si la presencia estos días de tanto encorbatado por la calle es fortuita o un asunto de fuerza mayor. Probablemente lo segundo, por muy previsto que estuviera parece imposible evitarlo, tienen hasta el día 29 para estos saraos y no perdonan ni una.
Lo que tal vez estén provocando es una respuesta fortuita por parte de los electores, ahora que lo saben intentarán evitarlo para próximas ocasiones. Hoy viene la secretaria de estado de Vivienda y Actuaciones urbanas para poner en marcha, es un decir, obras en el Teatre des Born y en Ca n'Oliver; mañana se prueba el dique de Ciutadella, el fin de semana esperan inauguración el parque de bomberos de Maó y el polideportivo de Ferreries. Es un frenesí, recuerda al estudiante que intenta en una semana recuperar el tiempo de cuatro años.
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