Allá por los años setenta Alemania fue pionera, como en tantas cosas, de la lucha contra las nucleares. El lema "¿Nuclear? Nein, danke" se popularizó , incluso se puso de moda, e invadió las calles y los campus universitarios. El lema fue utilizado como moderna y llamativa decoración en camisetas, panfletos, pegatinas, letreros, etc. Fue la forma con que buena parte de la juventud germana se movilizó en contra de este tipo de energía. De ahí surgió el movimiento verde ("Die Grünen") como partido político. Aquel sentimiento antinuclear se expandió (como movimiento "new fashion") por la Europa que asistía ya al final de la Guerra Fría. Convertido finalmente en ideología política, fue utilizado por la izquierda como nuevo banderín de enganche. Junto a la radicalidad feminista y al nuevo pacifismo, vino a formar un atractivo "pack" que fue utilizado (y aún se utiliza) para suministrar nuevas energías revolucionarias (anti sistema) a quienes basaban su filosofía política en las diversas Internacionales. Fue el relevo (el substituto) del marxismo ante el evidente fracaso de la experiencia comunista en los países del Este de Europa que hacia ya inservible (invendible) el producto llamado "socialismo real".
Muchas veces la demagogia puede a la conveniencia de la modernidad. Muchas veces las consignas sustituyen y/o alteran el raciocinio. El oficio de "meter miedo a la gente" siempre es rentable aunque lo denunciado sea falso. Un accidente no constituye regla.
Pasados los años, la mayoría de los países europeos, a pesar de la oposición de algunos sectores, consideran y tienen hoy a la energía nuclear como una fuente de energía limpia y económica. Quienes no disponen, como España, de suficientes centrales de producción la adquieren a los países vecinos (exponiéndose a las mismas consecuencias en una eventual desgracia). La realidad vence a la utopía.
Hay otras demagogias políticas que también afectan a los ciudadanos. Especialmente importantes son las políticas turísticas de los ayuntamientos en una isla como Menorca que vive ya principalmente de esa actividad.
Por causas atávicas remachadas en su ideología, una cierta izquierda (mayoritariamente nacionalista) siempre ha puesto pegas al turismo. Pasados los años y a pesar de la evidencia de su necesidad, siguen revolviéndose en su contra aunque de boquilla vendan su defensa. Eso pasa en Mahón. En este Municipio existe una muy limitada oferta complementaria de calidad por lo que quien la ofrece debería de ser ayudado a mantenerla en lugar de ser castigado con el cierre y la prohibición. Resulta especialmente irritante comprobar como en ciertos casos se aplica una legislación en su grado más duro y en otros casos se permite la mayor laxitud.
"Es Grill" del Aeropuerto está situado en terrenos de Aena. Dispone de todos los permisos legales. Está aislado, sin viviendas a su alrededor. Los fines de semana de los dos meses centrales de verano el local se convierte en, sin duda, el mejor y más cosmopolita centro de diversión de todo el municipio. Las actuaciones "live" que se programan son magníficas, las mejores de la isla.
Ahora por orden del Ayuntamiento esa actividad complementaria ha sido prohibida. Deberemos de emigrar a otros municipios para disfrutarla. Mahón contra el Turismo de calidad.
Este ayuntamiento no sólo mantiene la suciedad como divisa desagradable de la ciudad, ahora también vemos como obstaculiza la existencia de la mejor oferta complementaria. A la pregunta de ¿Turismo en Mahón? ¿Oferta complementaria de calidad? el Ayuntamiento responde "Nein, danke".