La doble insularidad que padece Menorca sigue sumando agravios y, lo que es peor, perjuicios que afectan directamente a las personas. A principios de junio, las agencias de viajes dejaron de adelantar el coste de los traslados de enfermos debido a la deuda contraída por el IB-Salut y las consecuencias ya comienzan a ser dramáticas para algunas familias. De hecho, y como se informa en nuestra edición de hoy, la Asociación Española Contra el Cáncer en Ciutadella denuncia los primeros casos de pacientes que han tenido que anular sus consultas médicas en Son Espases ante la falta de dinero en el contexto actual de crisis. A la desgracia de la enfermedad se suman ahora las dificultades para recibir atención médica.
Hace escasos días la nueva consellera de Salud, Carmen Castro, se reunía con AVIBA para intentar buscar una solución a un conflicto heredado. Afirmaba que se trabajará para que el enfermo no sea el perjudicado. Pues el problema ya está sobre la mesa y requiere la máxima prioridad. La lógica reivindicación de las agencias de viajes debe obtener una rápida respuesta para que el servicio se normalice. Lo que no es de recibo, y crea la lógica indignación, es el trato que están recibiendo los enfermos de Menorca que han de desplazarse a Palma.