Que Sebastián Lladó, una vez licenciado y haber regresado con los suyos a Mallorca, volviera de nuevo a Mahón, me da qué pensar. ¿Cuál fue el motivo? ¿Había conocido la que sería su esposa? De lo contrario, no encuentro justificación alguna. Aquell nai, nai.
Atribuyéndolo a una joven mahonesa, vecina de Dalt Vilanova.
Explicaba el maestro que tan pronto bajar del barco, tras sufrir una travesía sonada, inclusive para los marineros, en el mismo baixamar, a pie de escalerilla se fue interesando por detalles de los maestros de cases, alguien le habló de un tal "Xec de sa sínia", propietario de la noria de la Explanada, que ocupaba parte de la misma y la embocadura de lo que se convertiría en José María Quadrado.
La cosa no fue tan fácil como pensó en un momento. Debió aprender la manera como aquí se usaba, el uso de diferentes materiales a los de su ciudad de procedencia. Varios años permaneció en la plantilla del gran maestro mahonés, según escribió su hijo Rosendo.
Se hospedó en la fonda La Mosca de la calle Hannover, que tras investigar su auténtico nombre, deduzco se trataba de la Casa Fonda, que a lo largo de los años pasaría a ser el Hotel Sevilla.
En los papeles, su propio hijo me confirma que llegó a festejar a Francisca Pons Llabrés, hija de Antonio Pons Rotger, casado con María Llabrés. En otras ocasiones ya dediqué algunos espacios a esta popular familia y que una vez más repetiré para completar el presente trabajo. En Berruga, me atrevo a decir el transportista más reconocido de pasajeros, disponiendo de varios coches galeras, viajando a los diferentes pueblos de la isla. Otra de sus secciones, los carros dedicados al transporte de construcción y reparto, como también los populares calàpats, que todos los de mi edad tuvimos la ocasión de ver transitar por Mahón. Se diferenciaban a los carros de carga por sus dos ruedas de diámetro inferior, su plataforma más baja de lo normal, la mayoría de veces no disponían de los tablones laterales y de llevarlos incorporados también de una altura inferior. Sus plataformas eran adecuadas, para acarrear bastiments, puertas, cristales, espejos… coses baixetes, i que a la vegada podien ser llargues.
La familia Pons Llabrés estaba compuesta por el matrimonio y ocho hijos, cuatro varones y cuatro hembras. Pedro, Antonio, Jaime, José, Francisca, María, Juana y Águeda, además de los abuelos. Vivían en la Raval, reuniéndose diariamente en la mesa doce personas, algo muy frecuente en los hogares de la época, que amén de ser familias numerosas, se acogía sin reparo alguno, tías o primas solteras, tothom cabia en aquelles cases, que anaven molt curts de doblers. Familias que siempre admiré, eso sí era amor.
La joven pareja se casó por lo civil, el 20 de octubre de 1904, y dos días después en la parroquia de San Francisco. Instalándose en una casa la calle de Santa Victoria, por la cual pagaban 7 pesetas mensuales, en junio de 1905 fueron padres de un niño que fallecería 7 meses después, su segunda hija Bárbara vendría al mundo el agosto de 1907 y el 15 de marzo, Pilar. Gabriel Rosendo, se dio de pregar, la madre ya contaba 42 años. Vino al mundo el 22 de agosto de 1922.
En los documentos recopilados por este, figura que durante aquel tiempo trabajó con el maestro más arriba citado hasta que se decidió establecerse como maestro albañil por cuenta propia.
Al novel maestro, las cosas le debían anar bastant bé el 4 de octubre de 1917, se convirtió en propietario de la casa nº 51 de Prieto y Caules, la compró a Pedro Coll Sintes. Al paso del tiempo, recordaba aquella adquisición. El mal estado y la cantidad de incomodidades describiéndola así : la casa, formaba esquina con la Raval y la del Horno (Cardona y Orfila). Era su construcción antiquísima, tanto que para acceder a su interior se debían bajar dos escalones, de intentar alzar los brazos se alcanzaban las vigas del techo, sin dificultad alguna de tant baixeta que era. El domicilio con anterioridad, fue habitada por su propietario, el fabricante de hormas de madera per sabates, mudándose en la cera de enfrente, el nº 52.
Sebastián Lladó Salleres puso todo su ingenio y su saber en el ramo al que se dedicaba, arreglando su nueva vivienda, transformándola poco a poco, embelleciéndola y estucándola con preciosos dibujos a la moda, todo un arte difícil de realizar, pintados en frío o en caliente, para ello contó con uno de sus empleados, un manetes apodado Mareva.
Lo primero que hizo fue nivelarla, convirtiéndola en planta baja y altos. Can Lladó como siempre se ha llamado y que su hijo y su nuera convirtieron en prestigiosa mercería (1958) en estos momentos la mas antigua de Mahón. Su hija Paqui, joven diligente que agradezco su colaboración, rescatando antiguas herramientas de l'avi fotografiándolas, ha sabido darle continuidad.
El maestro Lladó, junto a su esposa decidieron engrandecer su hogar, para ello fue preciso contar con 2 metros cuadrados de la casa nº 2 de la vivienda de Cardona Orfila, lográndolo al poder comprarlos a Pedro Coll Sintes. Abriendo una puerta a sa des Forn.
Entre los muchos recuerdos de Rosendo Lladó, resalta que en 1912 recién casados, su padre adquirió un amarre para embarcación en Cala Figuera, lo que demuestra le encantaba la navegación, comprando una pequeña embarcación a la que llamó Juanito.
En la primavera de 1920 Lladó obtuvo el titulo de patrón de costa, para navegar al remo y a vela. Rosendo, siendo un niño gozaba de las fiestas de baixamar, navegando por el puerto, acudiendo a las fiestas de san pedro frente a s'Hort Nou. Al paso del tiempo, Lladó regaló el Juanito, con gran disgusto de la familia.
El 22 de agosto de 1922 hubo un gran acontecimiento familiar, a pesar de su madre, que ya tenía 42 años, nació un tardanillo, Gabriel Rosendo.
Mahón iba creciendo en construcción, fue tal la repercusión de su buen nombre, que don Francisco Hernández Escrivá, al cel sia. Hacendado como figuraban en los padrones, confió en él, tendiéndole su mano y llegando a ser socios y buenos amigos, com a dos germans.
Lladó, persona enérgica, cumplidor, hombre de palabra, allò que ell deia anava a missa, muy trabajador, responsable y caballero a carta cabal (que era lo que se llevaba en el siglo XX). Ganaba la mayoría, por no decir todas las obras públicas y privadas. En los archivos se me ha confirmado que realizó, entre otros muchos trabajos importantes.
La reparación y modelación del faro del puerto de Ciutadella.
Innumerables recargos en tramos de la carretera que unía nuestra ciudad amb es cap de ponent.
Construcción de la pescadería 1927 de Mahón.
Paseo dedicado al almirante Augusto Miranda.
1930 Construcción de la escuela nacional Graduada para niños primo de Rivera.
Después de la guerra 36-39, la volvió a reconstruir.
Terminación y entrega del nuevo edificio de Correos y telecomunicaciones de la calle Buenaire. ( Había sido iniciado por otros tres albañiles de nuestra ciudad i la cosa no va anar bé.
Hormigonado sucesivo en varias calles de Mahón. Entre ellas san Roque, Arrabal, Sanjurjo , plaza del Carmen… (continuará).
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