Los próximos días 19, 20 y 21 de septiembre va a tener lugar un Encuentro de la UIMP en la Escuela de Salud Pública de Menorca sobre el tema "Urbanismo y Salud Pública". Se trata de que profesionales de la planificación urbana, de la salud pública, psicólogos, urbanistas, políticos y expertos en participación, debatan y pongan en común teorías y casos prácticos que permitan mejorar el diseño y organización de nuestras ciudades con el enfoque centrado en la salud de los ciudadanos.
La planificación urbana tal y como la conocemos hoy se configuró para resolver el grave problema creado por el tipo de ciudad que surgió de la Revolución Industrial. El Plan de Urbanismo no es más que el resultado de reunir en un único instrumento normativo las distintas herramientas que se fueron creando para poder construir ciudades menos insalubres. De hecho, las primeras leyes urbanísticas eran, en realidad, leyes higienistas. La separación de funciones mediante la zonificación, la introducción obligatoria de zonas verdes, las redes de saneamiento, el abastecimiento de agua corriente, las normas que obligan a que las viviendas cuenten con unas condiciones mínimas de espacio, soleamiento o ventilación, han sido conquistas de la planificación urbana para conseguir que sus habitantes contaran con un grado de bienestar suficiente.
Sin embargo una ciudad es la respuesta espacial a una forma de vida que va evolucionando con el tiempo, una respuesta a las condiciones que le van imponiendo las generaciones sucesivas que la habitan. En el momento actual los cambios en esta forma de vida son tan rápidos que la organización de la ciudad va siempre por detrás de las necesidades. Si a eso añadimos que la planificación urbana, en algunos casos, ha dejado de tener como objetivo fundamental el bienestar y la felicidad de sus ciudadanos para anteponer otros, básicamente de carácter económico, nos encontramos ante una situación que no podría calificarse de ideal.
La irrupción del automóvil que ha introducido nuevas formas de vida más sedentarias, que ha urbanizado casi completamente el territorio, que ha contaminado y polucionado el suelo, el aire y el agua, ha cambiado radicalmente la forma de entender su organización. El ruido, la contaminación lumínica, las emisiones de ondas que llegan hasta los lugares más recónditos, el nuevo tipo de relaciones que se producen en el ciberespacio, exigen planteamientos distintos a los que se propusieron en su momento para dar respuesta a los problemas planteados por la ciudad surgida de la Revolución Industrial.
Ante esta situación, ciertamente compleja, las urgencias del momento han ido alejando las consideraciones higiénicas y sanitarias de las urbanísticas. Las primeras, probablemente desplazadas por las urgencias de reparar los daños producidos en la salud de las personas. Y las segundas por unos urbanistas preocupados por dar respuestas económicas mediante determinaciones espaciales. Bien sea por estas causas o por otras, la sensación es que, en los últimos tiempos, la relación entre ellas no ha sido demasiado fluida. Y resulta imprescindible porque la organización de la ciudad requiere de todos. Arquitectos, ecólogos, expertos en seguridad ciudadana, juristas, políticos, profesionales de la salud pública, psicólogos y, por supuesto, el cuerpo social en su conjunto.
Esperemos que este encuentro permita aproximar planteamientos, visiones distintas del territorio y objetivos. En momentos de crisis como en el que nos encontramos necesitamos ideas nuevas que casi siempre surgen del debate y la puesta en común de conocimientos y experiencias tal y como se pretende hacer en este Encuentro de la UIMP.