Me ha costado decidirme a escribir sobre la que se ha liado en torno al Duque de Palma, Sr. Urdargarín. Antes de seguir, tengo prisa en decir, que por el momento, aunque la justicia le haya tomado interés, Iñaki Urdangarín no está imputado, y, aunque lo estuviera, debe de mantenerse el principio de presunción de inocencia mientras un juez no dicte sentencia inculpatoria. Incluso, tampoco por eso sería en caso de encontrarle culpable, un hecho definitivamente incuestionable, porqué no es la primera vez, que tras recurrir una sentencia de culpabilidad en un Tribunal Superior, se ha dictado una sentencia absolutoria.
Dicho lo cual, hay que convenir que "la cosa pinta mal", al menos a tenor de lo que tengo leído sobre este asunto. Deduzco que el Sr. Urdangarín, casi con seguridad será finalmente imputado. Lo que pase después ya es otra cosa, porqué a nivel de determinados personajes, suelen ser más "los amenazados que los ajusticiados", permítaseme la licencia de decirlo así.
Y no me digan que "de más verdes las han segao". Me recuerdo no sé por qué, de aquel asunto de los Albertos. Me decía a mí un iluso de los que aún se creen que los niños los trae la cigüeña de París, que ambos dos, iban derechitos a Alcalá-Meco. Me aposté pajaritos contra elefantes a que no. Subsanamos la porfía tomando yo café, copa y puro gratis.
Que al Duque de Palma le encuentren finalmente culpable o no, de una cosa sí es culpable, y ésta es no haberse tentado antes la regia camisa, haber tenido la escrupulosidad que su persona dentro de la familia Real demanda y exige, antes de meterse en negocios que podían más tarde hacerle pasar por persona que maneja opacos intereses. Y tampoco es pequeña la culpa de culpar ahora a la prensa de la situación creada a la Familia Real. La prensa española en su conjunto, salvo puntuales lenguaraces, que no es menester señalar, ha sido con la Monarquía y con todas las personas de la familia Real, yo diría que exquisitamente prudente. Me parece mentira que el Sr. Duque de Palma ignore aquella vieja filosofía que avisa diciendo "que la mujer del César tiene que ser decente y además parecerlo". A la Casa Real no debe de parecérselo cuando ha apartado fulminantemente su presencia en actos oficiales "por comportamiento no ejemplar" y, conviene recordar, que eso ha sido así, a pesar de no estar el Duque imputado formalmente.
Lo más probable es que la situación creada por el Duque de Palma incomode al Rey, cómo incomodaría a cualquier cabeza de familia que tuviera en su entorno un caso parecido. Pero no debe el Rey ni siquiera pensar que esta situación le pueda mermar simpatías. D. Juan Carlos goza por méritos propios del aprecio y respeto de los españoles y que, cualquier persona bien pensante, tiene muy claro que la Casa Real está por completo al margen del problema que se ha generado.
Algunos dicen que la Monarquía está fuertemente consolidada en España. Es aventurado saber hasta dónde esa afirmación pueda ser cierta, aunque sí es verdad, que todo lo que lo está, es gracias a los Reyes, a su entrega y discreción. Mantener en esas virtudes cohesionado a un número de personas cada vez más numeroso dentro del entorno de la casa Real, es otra cosa.
En mi opinión, no creo que España sea monárquica, sin embargo estoy convencido que sí es, mayoritariamente juancarlista, y que de esa corriente de simpatía hacia el Rey, sí es cierto que han aumentado los monárquicos, aunque cosas cómo de las que presuntamente pudiera ser culpable el Duque de Palma, no diré yo que beneficien precisamente a la Institución monárquica. Además, algunos aprovechan la circunstancia de que El Pisuerga pase por Valladolid.