Sin duda, lo mejor de hacer balance de estos cuarenta y cinco años, son las personas para las que hemos trabajado. Cada una de ellas, nos han dado momentos irrepetibles de ilusión y de empuje, de sensibilidad y coraje. Ellos son, el principio y el fin.
Tuve la satisfacción de entrar a formar parte de la Junta Directiva de ASINPROS en 1985, de conocer la entidad, su funcionamiento, a las personas que hacían posible aquellas tareas difíciles de todo comienzo, y me refiero, no al comienzo de la entidad, que ya había nacido casi 20 años atrás, sino al comienzo de una apertura nueva hacia la sociedad y la integración de las personas con discapacidad, algo que aún hoy considero que nos encontramos a medio camino y en un momento crucial en el que temo que la crisis nos pueda hacer retroceder pasos atrás.
Como muchas otras personas, me empujó mi condición de padre, y posteriormente, me han hecho continuar varias razones, formando parte de un trabajo en equipo en el que siempre he luchado para que los usuarios de los centros de atención, a quienes yo llamo cariñosamente "los chicos", puedan disponer de la mejor calidad de vida posible.
Los aniversarios nos obligan a recordar nuestros principios. Fue un comienzo difícil para los que lucharon en 1967. Concienciar a la sociedad, y en especial, a los padres y familiares de las personas con discapacidad de que debían ser atendidos, diagnosticados, escolarizados, "sacados" de su ambiente familiar para formar parte de la sociedad, no fue una lucha fácil.
De algunos relatos y recuerdos de personas que formaron parte de aquella época, extraemos lo costoso que debió ser llamar a los timbres de las casas para empezar a dar forma a sus ideas y exponerlas, para conseguir su apoyo, y para concienciar a una sociedad que estaba acostumbrada a no sacar a la luz a las personas con discapacidad.
Este trabajo lo extendieron por igual en toda la isla de Menorca, de este a oeste, de norte a sur, y de ello dan fe todos los vocales que formaron la primera junta de ASINPROS, que asistían desde todas las poblaciones de la isla, y también desde diferentes áreas, como la de salud, educación, entidades benéficas, etc.
Se empezó a trabajar en un principio, en un Centro de Diagnóstico y Orientación Terapéutica, y en la creación de una escuela de enseñanza especial, impulsada por Dña. Magdalena Pons Mercadal. Que gran aportación, "na Magda", a la sociedad menorquina.
Mis antecesores, los presidentes Carlos Mir y Orfila (1967-1975), Gabriel Mascaró Melsión (1975-1981) y José L. Fernández Serra 1981-1985, las diferentes juntas directivas, tantos usuarios de tantos y tantos servicios, sus familias, el "plus sin cobro" que aportaron innumerables trabajadores que velaron para que todo fuera posible, entidades, asociaciones benéficas, nuestra incansable Ute Dalh que continua organizando los festivales de danza… la historia, en definitiva, que nos ha permitido escribir, paso a paso, golpe a golpe y verso a verso, la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad de Menorca. Ellos y ustedes, son la familia de ASINPROS, una entidad que desea honrar y servir en la definición que nos regalaron al cumplir los 40 años:
" Una associació que ja forma part de ple dret del món cultural maonès i menorquí, entès en el seu sentit més ampli: aquell que ens diu que la Cultura, amb majúscules, és l'art de conrear els coneixements i les facultats de l'ésser humà. Açò és, ni més ni manco, el que ha fet metòdicament ASINPROS d'ençà de la seva fundació: millorar la preparació i les habilitats de les persones que hi ha dipositat les seves esperances, que hi ha confiat per aconseguir arribar a una més fàcil la integració social, familiar i, si és el cas, laboral."
Continuaremos trabajando, hoy desde la Fundación para Personas con Discapacidad Isla de Menorca, para mejorar la calidad de vida de las persones con discapacidad de Menorca: "Se oyó la voz del poeta gritar: caminante no hay camino, se hace camino al andar".
Muchas gracias a todos los menorquines.