El Govern finalmente ha optado por incrementar el coste de los combustibles en 4,8 céntimos a partir del 1 de abril para financiarla sanidad, lo que se conoce como el céntimo sanitario. La medida es cuestionada por los empresarios, ya que afectará negativamente al consumo y a la competitividad. Se aplica cuando los combustibles han alcanzado precios históricos y que no tienden a la baja. De hecho, la Comisión Nacional de la Energía ha pedido al Gobierno que incremente en 7 céntimos el coste de las gasolinas para financiar el déficit eléctrico. Los gobiernos del PP incumplen su compromiso electoral relativo a la subida de impuestos. Además, el mismo día que el Govern aprueba el céntimo sanitario también decide eliminar el decreto de garantía, que permite a un paciente ser operado en centros privados si su intervención está en lista de espera más de seis meses. Es evidente que la sanidad pública precisa de un incremento de los ingresos para mantener la calidad del servicio, que es muy considerable. Pero debe definir su estrategia y valorar si pretende reducir la demanda o ajustar el coste en función de la disponibilidad presupuestaria. Siempre existe la posibilidad de que el céntimo sanitario haya sido solo un primer paso, antes de aplicar otras fórmulas para soportar el coste de la sanidad.
Editorial
El céntimo sanitario, una solución cuestionada