La actualidad sigue exprimiendo al mundo con toda su rabia y con todos adentro, sigue apretando con furia y sin remordimientos ni compasión y se lleva vidas enteras y en ciernes por delante, sin hacer distinciones o por hacerlas míseramente, como por azar o tras caprichos crueles; muere gente todos los días a manos de su mala suerte, por estar allí y no en otro sitio y cruzarse con su asesino, que a veces es un solo loco y otras, todo su ejército.
Parece ser que la injusticia lleva tiempo cogiendo carrerilla y ahora se lleva por delante todo lo que le vaya cerrando el paso, toda lógica y razonamiento y cualquier punto de equilibrio corre el riesgo de no aguantar en pie. No, no son tiempos de alegría, no son tiempos de palmadas en la espalda ni de futuro a manos llenas, no es momento de sonreír a todas partes y a cualquier cámara, ni de sacar pecho ni provecho ante tanta crudeza. No, no es momento de asesores de imagen, de cambiarse el traje ni de disfrazarse. Ahora parecería más oportuno apartar por el momento las diferencias que nos separan de estar unidos en una inmensa mayoría frente a lo que toda ella detesta y combate, contra los que la menguan y la malogran, contra los que matan y asesinan. Sin embargo, en ocasiones no es así y parece que todo el mundo no siempre está de acuerdo en lo que pasa o ha pasado, en quienes son los asesinos y cuál la razón por la que han matado sin motivo.
Hay países que amenazan, otros que atacan, algunos luchan contra sí mismos en dos bandos y se disputan la razón a balazos para acabar perdiéndola junto a muchas vidas, otros abastecen de armas a los conflictos con una mano mientras se echan la otra a la cabeza lamentando toda muerte innecesaria, y tanta desgracia como si no fuera con ellos, como si de alguna manera no intervinieran y mientras parecen decidir si final y oficialmente lo hacen, y debaten sobre quién es el "malo" y quién el "bueno" durante tanto tiempo que el "justo" pierde la vez y hace tiempo que nadie le ha escuchado decir ni una sola palabra.
Algunos países son golpeados con la furia del que no tiene nada que perder ni nada en la cabeza y lloran muertes cargadas de incomprensión e impotencia. Algunos países son azotados por el odio a control remoto, efecto macabro de la globalización, y les estalla en plena la calle la desgracia, enmudeciendo a su gente, porque no hay nada que decir mas que cuando sobran las palabras, también están de más las confrontaciones.
Lo que no sobra en esta actualidad siempre frenética y a veces tan en carne viva, es quien nos la cuente. No se explica el mundo sin periodismo, sobran realidades pero no rotativas.