El Govern se ha impuesto cumplir una promesa electoral, conceder a los padres el derecho de elegir la lengua de estudio de sus hijos. De momento, se limita a tres cursos de infantil y dos de primaria. La Conselleria pide a los profesores un esfuerzo para aplicar esta medida, como una forma de intentar evitar el conflicto y no incrementar los costes.
Se ha demostrado que las necesidades obligan a incumplir o aplazar algunas promesas electorales. La elección del idioma entre catalán o castellano en la educación no puede calificarse de un objetivo prioritario, por varios motivos. El económico es evidente. No tiene sentido recortar por un lado y encarecer por otro. Otro aspecto importante es el conflicto entre la comunidad educativa y especialmente el profesorado. No es prudente añadir más madera al malestar que ya vive este colectivo por unas medidas de austeridad que pueden provocar discrepancias y críticas pero que están justificadas por el crítico momento de la economía. La Conselleria y los centros deberían estar enfrascados ahora en evitar que los recortes perjudiquen la formación de los alumnos y en lugar de eso se perderá el tiempo en un conflicto totalmente innecesario.