Uno de los deportes nacionales más practicados ha sido y sigue siendo "hacerse el sueco". Dicen que la expresión nació de unos marinos que atracaron en puertos españoles y como nadie entendía su idioma ni ellos hacían lo posible, mejor se hicieron el sueco. Ya en tierra firme y soltadas las amarras y empujada por el paso del tiempo, los defensores a ultranza de dicha frase y sus consecuencias, muchas veces sin conocer a fondo su significado, han seguido poniendo en práctica esa extraña filosofía y que no ha sido otra cosa que la antesala de lo que mejor conocemos como "pasotismo". "Hacerse el loco", "eso no va conmigo" y un sin fin más de expresiones, conducen a sus defensores a un desmarque total de lo que deberían ser sus obligaciones como parte integrante de la sociedad en la que viven y de la que se nutren. Pero como el no hacerse el sueco conllevaría asumir un alto grado de responsabilidad, mejor no intentarlo y que otros me saquen las castañas del fuego. Hoy sin embargo me entero por los medios de comunicación de que Menorca ha recibido su primer vuelo sueco directo después de siete años. Esta es otra variante más participativa y positiva de cómo "hacerse el sueco" y es que los tiempos cambian a mejor o peor, pero cambian y si los cambios llevan pasos firmes y novedosos como este primer vuelo, bienvenidos sean los 15.000 turistas de Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca que se espera pasen por nuestra Isla hasta noviembre. Y aquí y ahora no conviene que nadie se haga el sueco, al menos en el sentido figurado que conocemos.
En pocas palabras
Hacerse el sueco
Jesús Jusué |