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Crítica es libertad

Maite, ¡me debes un gin tónic!

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Viajé en avión con los "Bee Gees" el día 26 de Junio de 1991 desde Barcelona a Madrid (o quizás fuese al revés). Lo recordé a raíz del reciente fallecimiento de uno de ellos, Robin Gibb, al escuchar en la radio las fechas de sus dos únicas actuaciones sucedidas en España (Madrid y Barcelona) a principios de los noventa. Sí, me los encontré en un aeropuerto español (pero, como digo, no estoy seguro de cual). La noche anterior había sido dura ("a walk on the wild side") y realmente no pude prestarles la atención que mi histórica admiración por ellos requería. Pero pude estrechar la mano de Robin que era el que se encontraba más cerca en la cola del avión. Aunque pálido, ojeroso y completamente perjudicado, me acerqué a él y le tendí la mano. Me la estrechó. Tenía ojos de inteligente. Aquella mano había escrito los éxitos que dieron viabilidad a tantos ligues de finales de los sesenta y principios de los setenta. ¿Cuántas veces no aprovechamos el "think I' m going back to Massachusetts" para lidiar mejor en las plazas de baile?

Recuerdo que en el avión se sentaron tres filas más "p'alante" que yo. El viaje fue tranquilo. Solo un par de gin tónics para la resaca. Todavía, aún hoy, certifico que no estoy seguro si fue viaje de ida o de vuelta. Pero sí fue. Siempre he lamentado que mis aburridos compromisos laborales y una errónea planificación temporal me impidieran acudir a sus dos conciertos en España. Después sentí remordimientos y un firme arrepentimiento. "C'est la vie".

En esta vida incluso algunos políticos se arrepienten. Por ejemplo los que, cuando al cabo de un tiempo después de haber conseguido usufructuar dos cargos, dimiten de uno de ellos. En Mahón ya padecimos el caso del famoso ex alcalde "mahonicida". Ahora tenemos el nuevo ejemplo de la atractiva nacionalista Maite Salord "i" Ripoll. De padre "ciutadellenc" y madre mallorquina, ella dice ser y sentirse catalana. Bien, en este mundo los conflictos de identidad sin duda existen. Los estudió Freud, Jung y todos los demás.

Ahora Maite ha dimitido de su cargo de concejal de Ciudadela. Humildemente admite no poder compaginarlo con el de consejera del CIM. "Era bolla vista" dice el pueblo. Me aseguran malas lenguas que la conocen que, la ciudadelana de ascendencia mallorquina que se siente catalana, tiene tendencias ambiciosas. Quizás, pero en todo caso es lista. Cuando entró en política declaró que aquello sería una experiencia temporal para ayudar a su amado pueblo. Elogiable. Elegida doncella-concejala por su partido, el "PSM-manco per Menorca (i més per Catalunya)" y mujer decidida aunque perjudicada por militar en partido tan folklórico, una vez en el cargo y degustadas las mieles del poder, creyó conveniente reconsiderar aquella decisión inicial. En las siguientes elecciones, redobló sus oportunidades y ("si no sale una cosa, saldrá otra") jugó a dos barajas: al Ayuntamiento y al Consell Insular. Ahora comprueba la evidente imposibilidad de compatibilizar dos cargos y debe incumplir el compromiso consistorial que libremente asumió (¿un debe en su curriculum?). Finalmente ha escogido la mejor opción para sus intereses.

Parece que Maite sabe sacar buenos beneficios de su dedicación a la política. Lo he comprobado. A mi se me forzó a comprar un libro suyo por órdenes indiscutibles de quienes, compinches de ideología, pueden darlas. ¿Se imaginan Uds. cuantos libros ha podido vender la ya antigua concejala, esa menorquina que se cree catalana, si todos los chicos menorquines de 1º de Bachiller son forzados cada año (sin opción a elegir) a comprar su libro? Son Uds. libres de calcular los beneficios de autor. Venta segura y sin competencia. Aunque unos supondrían que sería preferible leer a Pla o a cualquiera de los grandes y maravillosos clásicos catalanes, otros deciden que se lea a una escritora local sin consolidar pero sí con carnet. ¿Es la prebenda / recompensa por pertenecer a la vena nacionalista? ¿Es una muestra más del llamado "negoci del català"?

A pesar de todo, a mí Maite me cae bien. De verdad lo digo. Ya lo escribí en su día y lo reafirmo aquí. Por eso la sigo y no la ignoro. La creo capaz. "Young and able". Incluso tiene el mérito de haberse sabido crear una claca que la sigue. Pero, como dice otra canción de los "Bee Gees" ( I've Gotta get a message to you" que voy escuchando mientras escribo estas líneas) tengo un mensaje para Maite: ¡me debes uno, o mejor y más justo, dos gin tónics (a 5 euros la pieza) para que te gastes en mí el beneficio que sacaste de mí por haberte comprado un libro! ¿No es eso justo? Así quedaríamos 1-1. Espero me cites formalmente "wherever you want" para que puedas cancelar este debe conmigo. (Por favor, no en Massachussets). Prometo hablarte en catalán aunque tú entiendas menorquín. Tu acreedor que te respeta y te admira.

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