Hemos estado a punto de revivir el dracma (teñido con tintes de tragedia) griego. Las elecciones en aquel país han ido mejor de lo esperado. Un respiro que no acaba con la incertidumbre ya que, cuando las cosas se comportan de forma sistémica, lo que le sucede a uno les acaba afectando a todos los demás. Es endiabladamente complejo el asunto.
El famoso "efecto dominó" parece que causa un cierto temor, incluso al otro lado del Atlántico. Primero el G-20…tocado. Y a final de mes, una cumbre que si no espabilamos y damos la talla, puede dejar el proyecto europeo…hundido. Son cosas que pasan.
La vida, en su fluir, nos lleva corriente abajo por sucesos y vivencias de todo tipo: desde alegrías inenarrables, a espantos de los que no estamos curados.
Las maldades que percibimos por doquier, dañando al prójimo o a nosotros mismos, nos apabullan tanto como las desgracias fortuitas o la tontería que nos asedia. La Escuela Oficial de Idiotas tiene la matrícula llena. Y demasiados "cum laude"…
Ansiamos los éxitos que nunca tuvimos, las experiencias placenteras y los momentos de paz interior, que son como un bello oasis en pleno desierto.
Ya hemos vivido cosas asombrosas, como la liberación de la mujer, la lucha de clases o la separación de los Beatles. La guerra de las galaxias, la conquista del espacio, la caída del Muro, la explosión demográfica y la lucha por la supervivencia.
La secuenciación del ADN, el acelerador de partículas, la sociedad de consumo, la rebelión de las masas. La isla del tesoro, la reserva de la biosfera, la Seguridad Social y la burbuja inmobiliaria. El tercer mundo, mayo del 68, las secuelas del 11-M, las elecciones libres y el arte de amar.
La caída de las Torres Gemelas, el perdón de los pecados, la ejecución de Bin Laden, el gol de Iniesta, la tortilla de patatas, el Capitán Trueno, el libro electrónico y la cola del paro.
Por si fuera poco, estos días de verano vemos luchar a España por la Eurocopa: se vaciarán las calles y se juntará la gente; todo el mundo mirará absorto las pantallas que retransmiten la gesta. El seleccionador nacional ya dijo: "Yo tomo las decisiones, el resto opina". Una concisa manera de entender su misión y su destino.
El resultado da y quita la razón. Si ganamos, todo estará bien. Si perdemos, buscaremos culpable…El futuro (lo que será) hará que interpretemos el pasado (lo que ha sido). Lo que hoy es incierto nos dará certidumbre. Hay quien achaca los males de Europa a la lentitud y dificultad para tomar decisiones. Es un equipo sin rumbo muy definido, donde todos podemos perder el partido.
Pero no nos preocupemos porque, a fin de cuentas, todo pasa y todo queda.