Cospedal, Montoro, Esperanza Aguirre o Rajoy, aseguraban que no se subiría el IVA. Y, en esa afirmación, fueron especialmente beligerantes. Rajoy llegó a decirle a Zapatero en el Parlamento que "eso era de mal gobernante". La presidenta madrileña, poco menos que llamó a rebelarse contra la subida del IVA. Ahora resulta curioso tirar de hemeroteca y leer todo lo que decían sobre lo de subir el IVA. Y, ahora resulta que son precisamente ellos, los que más que una subida, han hecho un subidón. Hay que ver lo que hay que tragar por haber hablado de más en la oposición.
Hace unos días, en eso de hablar de más, una diputada del PP por Castellón, Andrea Fabra, hija de padre famoso, mientras el presidente Rajoy anunciaba los más duros recortes de la democracia que afectan a las clases más humildes, sobre todo a esos parados que tienen un subsidio económico de pura subsistencia, dejó aflorar un "que se jodan". Una huella sonora que la retrata y descalifica para ocupar el lugar que ocupa por pura bajeza moral hacia los que están infinitamente peor que ella. Unos días después, por qué no quedaba más remedio, fue reprendida por su propio partido y por el presidente de la Cámara.
¡Hombre! Yo estoy seguro que lo que soltó por su boquita esta señoría, no refleja para nada los sentimientos ni de su partido ni de su gobierno, aunque el hecho de que la bancada del PP en el Congreso fuera aplaudiendo entusiásticamente, casi febrilmente, cada recorte que Rajoy anunciaba, pudiera hacer pensar otra cosa.
Porque, vamos a ver, ¿cómo se puede aplaudir que los funcionarios se vayan a quedar sin paga de Navidad? ¿Qué tiene eso de agradable para arrancar en aplauso unánime de quienes precisamente van a imponer semejante atropello en el salario ajeno? ¿Cómo pudo la bancada del PP en el Congreso aplaudir tan entusiásticamente que a los parados se les vaya a recortar su ya de por sí mísero sustento? ¿Es qué acaso el penar ajeno les enardece?
Entre "el que se jodan" de la Sra. Fabra y los aplausos del PP, dieron estos un torpe recital de vergonzante actitud, que no es precisamente para salir del Congreso con la cara bien alta, pues una situación como la que tenemos, puede presentarse y debe presentarse desde otra actitud, y por supuesto, sin el jolgorio de un aplauso en masa que causó sonrojo y patetismo para culminar con la guinda.
Por otra parte estoy seguro, y es que además tendrían razón, que si fueran los de otro partido los que estuvieran sistemáticamente incumpliendo el discurso de su campaña electoral, el PP les habría pedido que disolvieran las Cámaras y convocaran elecciones, ya que estarían gobernando, les dirían, "desde un enorme engaño a la ciudadanía".
Hace menos de un año, algunos de los más distinguidos miembros del actual Gobierno, decían que todo lo que estaba pasando, era por culpa de un señor. El susodicho señor, lleva ocho meses fuera de la Moncloa, y los problemas lejos de arreglarse se han acentuado en gravedad y en cantidad.
La señora Cospedal que se repite más que el ajo, en eso de recordarnos la herencia recibida, más le valdría callarse, porque en lo tocante a herencia, ahora mismo le puedo decir señora mía, que jamás la tuvieron peor los españoles que la que les está creando viernes tras viernes este Gobierno. Eso sí puede a tenor de cómo se están haciendo las cosas, llegar a ser la madre de todas las peores herencias jamás heredadas, y no para un Gobierno que "tira con pólvora ajena". Léase que echa mano del heraldo público. Lo peor es que esta herencia la está pagando y de qué manera, la ciudadanía. Señora Cospedal, háganos un favor y de paso hágaselo a sí misma. Cállese, o en aras de la verdad, dígale al personal que la herencia que ustedes están forjando, sí que va a ser una herencia injusta, enormemente costosa, dolorosa y larga.