Le pregunté a mi amigo Fermín por qué no asistía a los diferentes foros que se organizan y salen en los medios para crear alternativas. Me respondió claramente que no aceptaba comportamientos de viejos métodos caciquiles. Seguía con su análisis sobre las izquierdas y decía que éstas no se desarrollan con discursos y actos de encuentros preprogramados entre algunos partidos. Surgen de pueblo en pueblo, de barrio a barrio, trabajo en los centros de trabajo, de salud, escuelas, universidades, bloques de pisos… Esto exige más participación en todas las instituciones para enterrar la corrupción y los vicios creados que degradan la vida ciudadana. Esos comportamientos son los cimientos de esta sociedad, que actualmente nadie quiere cambiar sino adaptarla a sus propios intereses.
Los movimientos sociales son cada vez más numerosos, con más imaginación a la hora de denunciar los recortes sociales; pero hay muchos individuos que prefieren mantenerse al margen a la espera de que la cosa madure y de esa manera no ver peligrar sus salarios.
Mi amigo Fermín me decía: Un ciego no ve, pero muestra su sensibilidad; sin embargo, los tuertos de esos partidos ven, pero dirigen sus miradas hacia otros objetivos. Son esas cosas que provocan las desconfianzas, y se palpan más y mejor desde la calle.
La sociedad está viviendo el inicio de esta grave crisis social, de la que la clase media se verá afectada por los cuatros costados, sin exclusión. Y es preocupante que muchos hayan dejado de creer en los partidos políticos que han gestionados el sistema. ¿De qué sirve quedarnos quietos en nuestros hogares? ¿La alternativa está en una reunión de 20/30 personas para enumerar un plan de necesidades? ¿Se añoran los antiguos cargos y ocupaciones?
Le planteo a Fermín que todo eso se resuelve en un encuentro tomando un café entre tres o cuatro amigos. Las hemerotecas de los diarios están llenas de aportaciones y algunas ofrecen un gran rigor; pero se ve que poco caso les hacen.
Mi viejo amigo me replica que no es cuestión de personas ni de declaración de intenciones. No, es la desconfianza que está instalada en toda la sociedad. Necesitamos recuperar la credibilidad. Se ha estafado descaradamente a todos los electores, año tras año, y de ahí los rechazos a la Corona, Congreso, Senado, Gobierno del Estado, gobiernos de las Comunidades Autónomas, Consells y Ayuntamientos, tanto si son de partidos estatales como nacionalistas.
No se pierda más tiempo en buscar listados de productos electorales, que lo más urgente es concienciar y que en este trabajo podamos conseguir unir al mundo de la cultura con los sufridores de esta crisis.
Dicen que los del 15-M carecen de programa. Programa ¿para qué? Recomiendo leer al premio Nobel de Economía, simpatizante del 15-M, 25-S, 29-S…, Joseph E.Stiglitz quien en su libro sobre "El precio de la desigualdad" escribe que se ha criticado a los manifestantes por carecer de programa, pero esas críticas no captan la esencia de los movimientos de protesta. Son una expresión de frustración con el sistema político e incluso en los países donde hay elecciones.
A Fermín le digo que mis sueños no caben en esas urnas y sé que me va a responder que si las elecciones sirvieran para cambiar algo, las prohibirían.
Pues… ¡a seguir soñando! Y en ese camino, que nuestras compañeras sean la Libertad, la Solidaridad, la Fraternidad y un poco más de Igualdad. Para practicar este ideario no se requiere ninguna inscripción ni pagar cuotas.