Colón, macho, si lo llegas a saber mejor quedarte en casa'. No está el horno para bollos ni para que se ande celebrando el día de la Raza, del Orgullo, de la Hispanidad o de la Masacre. Parece que el campo está sembrado de cuervos españolistas y catalanistas que anhelan carne fresca que descuartizar. Mientras, por ejemplo, el menorquín que suscribe, que ayer optó por disfrutar de un día libre corriendo un rato por la mañana y trabajando por la tarde, no se calienta el cerebro con si unos son unos hijos de tal y los otros son unos gili cual.
Andamos con el sentido del humor bajo mínimos, irascibles e irritables, como si algo nos encabronara las 24 horas del día, como si nos asfixiaran, olvidándonos de los pequeños placeres que endulzan el pasar de los segundos, los minutos, las horas, los días... . No está el panorama para relajarse, lo sé, los que mandan lo hacen demasiado mal y lo pagamos nosotros pero lo único que conseguimos es ponernos unos contra otros en lugar de centrarnos en una única lucha.
Viendo a catalanes y españoles, por diferenciarlos, me doy cuenta de que en realidad no son tan distintos como se piensan. Los dos tienen un grupo que razona y otro que golpea, uno con el que se puede hablar y otro del que se debe huir, piden respeto sin respetar, cortesía sin ser cortés. Está claro que yo no pondré una solución al problema y que los que ayer estaban encabronados hoy lo seguirán estando. Unos se sentirán más españoles, otros menos y lo mismo pasará en Cataluña.
Recuerdo que hasta no hace tanto el 12 de octubre simplemente era un día libre para arañar los últimos rayos de sol en alguna playa. Ahora todo está politizado y me temo, que así de mosqueados como estamos en Navidad habrá manifestaciones a favor de Papá Noel y de los Reyes Magos. Y ahí se quebrarán familias. Porque lo mismo nos liamos a tortas en plena Noche Buena, en lugar de disfrutar de unos días de vacaciones.
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