A lo que parece la confusa situación política actual es aprovechada por algunos como terreno abonado para intentar trastocar / confundir conceptos que, por higiene democrática y sentido de la responsabilidad, deberían seguir firmes y sólidos. Sustituir la legalidad por nebulosas afirmaciones extravagantes es exclusivo de quienes, intentando aprovechar momentos determinados, pretenden arrimar el ascua a su sardina ideológica.
Como ejemplos, en estas pasadas semanas hemos visto intentos de enfrentar el concepto de movilización pública con participación democrática y, aquí, también hemos leído como alguien pretendía sacralizar el denominado "derecho a decidir" como única forma "per salvar Espanya".
Un político nacionalista catalán (el radical Felip Puig, conseller de Interior de la Generalitat) ha declarado que la movilización popular debe ser considerada como manifestación de la voluntad soberana de un pueblo y ser vista como de rango superior a la emisión del voto privado (y oculto) en las urnas. Para ese nacionalista el tumulto callejero, la manifestación indocumentada, la algarabía subvencionada, deben jerarquizarse por encima de la libre votación democrática. Parece ser que al socaire de la manifestación de la Diada, que sin duda ha trastocado a algunos, los radicales intentan, por conveniencia partidista, suplir la voluntad popular emitida en las urnas por una descontrolada acción callejera. Es la promoción de la algarada callejera frente a Ley.
No es difícil entender que tamaña simpleza se carga de un plumazo todo el estado de derecho y la representatividad reglada en las democracias occidentales. La única legalidad democrática es el voto emitido en una urna. El resto es revolución.
También es grave abogar por un novedoso, nebuloso, destilado y angelical "derecho a decidir". Los pueblos no tienen ningún "derecho a decidir" cuando esa pretendida "decisión" (sin reglar legalmente) afecta a otros y especialmente cuando contradice el espíritu de una norma legal que ampara la convivencia común en un territorio determinado. Ninguna democracia occidental refleja en su ordenamiento constitucional ese fantasmal "derecho a decidir". Normalmente ese "derecho" solo se consigue mediante la revolución violenta. Ningún estado moderno acepta que una de sus partes pueda tener el derecho a decidir escindirse unilateralmente (Escocia cuenta con la aprobación del gobierno británico y una historia que lo avala). No lo hace Francia con Bretaña, Córcega, zona vasca, etc. Tampoco Italia con la Padania, etc.
El voluntarioso "derecho a decidir" (siempre reclamado desde una conveniencia ideológica e insolidaria) es una bomba que dinamita el concepto de solidaridad. Es una argucia de ricos egoístas (Un argumento anticatólico incluso). La solidaridad es precisamente el sentido final de la Unión Europea. Los Fondos europeos han sido su mayor prueba.
El "derecho a decidir" impuesto en toda su extensión derivaría en simple caos. Por ejemplo, ¿qué pasaría si un grupo de ciudadanos, amparándose en ese derecho, decidieran no pagar impuestos? ¿Dejaría el gobierno catalán que el Valle de Aran acudiese a ese derecho a decidir para independizarse de Cataluña? ¿Dejaría que Hospitalet de Llobregat tuviese el derecho de decidir independizarse del resto de Catalunya? ¿Derecho a decidir? ¡Pero que risa¡ ¡si ni tan solo permiten el derecho a decidir en que lengua quiere uno estudiar!
Abogar por el "derecho a decidir" en una democracia reglada es una quimera, una ingenuidad. No, gracias. El único derecho que decide es el voto personal e intransferible. Los votos son individuales no grupales. Parece que la actual aventura catalana hacia ninguna parte conduce a algunos a ingeniar nuevos conceptos y a proponer curiosas novedades. Les ofusca la ideología y la pasión. Pretender confrontar ilegalidad con democracia reglada es uno de ellos.
Notas:
Respuesta a quien abogó por ese derecho a decidir para "preservar" el futuro de "Espanya": Ese futuro solo estará garantizado cuando se reforme la Ley electoral y todos los votos en España valgan igual y dejen de primarse los de algunas regiones periféricas. También cuando se respete la Constitución y cuando se unifique la educación. También cuando sea ilegal financiar (comprar) con medios públicos los medios de comunicación y cuando se ilegalicen las coaliciones chantajistas. "That's it".