Para este viaje no le hacían falta alforjas al Sr. Mas, ya que 100.000 votos y 12 diputados menos que en el 2.010, dejan al Sr. Mas, D. Artur, ante una nueva legislatura más complicada que la que tenía, pero sobre todo, le arruina hasta la ridiculez su personal proyecto secesionista. Dicho más en román paladino, lo que le ha pasado es, que "pretendiendo ir a por lana ha salido trasquilado".
Le exigió al personal una apuesta arriesgada. El todo o la nada. Y ha conseguido aquello de los cangrejos, ir más para atrás que para adelante.
Necesitaba una aplastante mayoría absoluta de votos, que en vez de mirarse cómo tienen la economía propia, la seguridad social, el paro, los desahucios, el IVA., en definitiva, un presente complicado, pensaran como él y que como él creyeran, que era la gran oportunidad de lanzarse a esa inhóspita aventura del separatismo, con un desaforado, y no estudiado del todo, afán secesionista, capitaneados por un Artur Mas discutido por la situación de gobierno, a pesar de las duras medidas que ha llevado a cabo y que lejos de corregir sus propios problemas como gobernante, ha hecho como Rajoy, los ha aumentado. Ahora, la cruda realidad le enfrenta a los mismos acuciantes problemas por resolver, con un socio distinto del que había tenido, dado el enfrentamiento durante la campaña electoral con el PP. De manera que tendrá desde el mismo momento de la investidura, que ir acompañado seguramente de ERC, lo que para CIU, puede ser algo más que un contrasentido, y para ERC, más aún, pues solo son concurrentes en su versión separatista. Sobre lo demás, tendrán que echar mano a una catarsis en toda regla. Eso, o dimitir, que sería para Artur Mas, la opción más lógica, después de haber convocado elecciones a los dos años de presidir la Generalitat de Cataluña, teniendo una economía tan al borde del precipicio, que antes de las elecciones ya se vio obligado a pedir los euros que necesitaba para hacer frente a los gastos más perentorios. Y esos euros no los encontró en Europa, sino en Madrid, probablemente porque no encontró otra fuente distinta que se los prestase.
Mas, convocó elecciones para llevar a Cataluña a esa incógnita de la independencia, y lo que ha pasado, ha sido, que con los resultados obtenidos, su victoria electoral se ha convertido en el sudario con que amortajar sus extremadas pretensiones, además con un futuro a cuatro años vista, presumiblemente al dictado de lo que le deje hacer y decir ERC. Mientras tanto para el ciudadano, sigue quedando al margen su deteriorada situación social, que deberán retomar ya mismo.
En cualquier caso, se equivocará quien piense que el resultado de las urnas, desplaza para siempre las pretensiones independentistas de algún sector de la política catalana, que seguirá en sus trece. Pensar otra cosa, es no darse cuenta de lo arraigado que han conseguido que esté el secesionismo, creando incluso una interesada corriente de antipatía, cuando no de odio, hacia lo español. Actitudes en las que se ha trabajado desde hace años, que ahora han confundido a Mas, haciéndole pensar que él era el señalado para llevar a los catalanes hacia la tierra prometida de la independencia, y que éste era el momento. Las voces de una manifestación le confundieron, pero insistirá.