El coronel Francisco Riva y el presidente del Consell, Santiago Tadeo, coincidieron el martes en reclamar unidad para afrontar las duras consecuencias de la crisis. Riva habló desde un punto de vista amplio, mientras que Tadeo se centró en el microcosmos del CES menorquín, un ente al que casi nadie da importancia más allá de sus integrantes. Es igual. La cuestión es que tanto Riva como Tadeo reclamaron unidad con la mejor de sus intenciones y en aras del bien común, algo que muchos mandatarios han reiterado desde que se acabó la fiesta. Sin duda, la unidad es lo preferible en todos los aspectos de la vida. Una familia unida aporta múltiples beneficios, como un equipo de fútbol bien compenetrado o una orquesta afinada. Ayudar al vecino, la UE, los actos solidarios, las asociaciones de vecinos, son ejemplos en que unir conlleva mejoras. No obstante, en lo de la crisis, la unidad absoluta se antoja complicada y difícil de aceptar con cierta dignidad en cuanto que el sacrificio de momento se reparte de forma muy desigual. Los partidos no dan ejemplo, ni se les espera. Tampoco parece factible que el pueblo se abrace a unos administradores que cada día les dan un nuevo disgusto. Y difícil será una entente entre distintos estratos sociales, en cuanto que parados y currantes en apuros, con sablazo mensual en la nómina para seguir sosteniendo el entramado público, tienen que convivir con banqueros mimados de sueldazo indecente, encausados pijos que son protegidos por un sistema todavía muy clasista, amnistías fiscales vergonzantes y empresarios aleccionadores que coleccionan lingotes de oro mientras sumen a miles de personas en la más profunda de las desgracias. Reconozco sinceramente la bondad de su mensaje, pero 'presi', coronel, lo siento, yo con según que tipo de personas prefiero no unirme.
El apunte
Unidad, no gracias
Pep Mir |