Inmensa era mi barriada, todos los días hacia el mismo recorrido camino y regreso de la escuela. Siempre los mismos pasos. Santa Catalina, plazoleta de San Roque, san Sebastián, plaza de la Miranda, la del Mercado… Al paso por el Paseo de la Miranda, me llamaba la atención, el palacete de la familia Ládico, donde estuve en varias ocasiones.Siempre escuché, que con anterioridad había sido parte de los muchos huertos y norias que llegaban hasta Sa sínia des Pobres, hoy hotel Port Mahón. Toda aquella zona de la calle san Sebastián, Santa Ana, la Concepción, hacia abajo hasta Bellavista, bautizada tal cual por divisarse desde la misma, la entrada de nuestro puerto. Un paisaje maravilloso, como dice su nombre, una bella vista. Actualmente se diría que aquellos campos fueron zona agrícola.
En 1910, en el padrón del Ayuntamiento mahonés ya figura que Teodoro Ládico Font nació en 1835, en aquel lugar. Casado con Josefa de Olivar de 1836.( Ver las recopilaciones de esta servidora, de la familia Bosch, en que quedó incluida la historia de los Ládicos, instauradores de la harinera La Minerva, actualmente uno de los restaurantes que dan más prestigio en baixamar.
La casa, fundada por los griegos, me refiero a los Ládico, siguiendo los cánones establecidos en el mundo de la servidumbre. Por regla general, el servicio era permanente, solían entrar siendo niñas, se casaban permanecían con los señores, falleciendo en el mismo lugar. Principalmente y de manera privilegiada si habían sido didas, de alguno de los hijos de los señores. Según siempre escuché de mis mayores, era casual, que en ocasiones la señora y la dida de uno de sus hijos, quedaran nuevamente embarazadas a la vez, lo que hacía que la dida, lo pasara a ser de nuevo de otro mas de la familia. Las didas, disponían de privilegios familiares, hasta llegar a la ancianidad continuando en el mismo hogar que entraron siendo muy jóvenes.
Llegué a conocer alguna, y me fascinaba cómo hablaban de es senyors, para ellas merecian ser nombrados tal cual, considerándose parte importante de los mismos.
N'Angeleta a la cual podría añadir que era el ama de llaves de la antigua familia de los griegos, cuando hablaba de estas cosas, añadía que no les estaba permitido relaciones "ser novios" mientras se trabajaba en aquel lugar. De ahí, que un pariente lejano que llevaba muchos años de criado, se enamoró de una de las lavanderas, lo que le costaba el puesto de trabajo, llegando a decidirse, quien de los dos debía buscarse, otro empleo.
Correspondiéndole a la muchacha, llamada Mariana Vinent Riudavets. (Tuve el gusto de conocer a una de sus nietas, mujer algo extravagante, pero con un corazón "més gros que una catedral", vivió mucho tiempo en el hospital, donde la conocí cuando iba a visitar, a la vez que hacer ratos de compañía, a una mujer que tuve en gran estima, antigua corista del trocadero, que vivía en casa Diana, cuando yo nací. María Guerrero, que era su nombre, recordaba con cariño y dolor la muerte de mi madre. María, mujer excepcional, que la guerra la llevó a aquella dedicación o trabajo ¿? Tan mal mirat i descriminatori.
Continúo con la novia del criado de los Ládico. La tal Mariana Vinent, la suerte la favoreció, Entrando en calidad de criada en casa de Juan Taltavull Garcías, persona muy popular de nuestra ciudad por el decir de las gentes, tenía "molts de doblerots". Uno de sus antepasados y su hermano José, habían hecho las américas, cuando esto significaba forrarse de oro. Él continuó con el tema dedicado al comercio, poseedor de varios magatzems de baixamar, donde almacenaba las mercancías que llegaban con sus embarcaciones . Varias fincas, unas heredadas, alguna más debió adquirirlas de sus ahorros y que ahora no viene al caso.
Juan Taltavull Garcías se casó con Antonia Galens Alcina , y como suelen escribirse las historias, continuaría diciendo: Tuvieron hijos, nietos, amores y desamores, y si hoy dispongo de muchos documentos de esta familia y los datos que escribo es gracias a un familiar de la familia, don Leopoldo Victory, el cual en sus últimos días, en que se encontraba tan solo encontró refugio en aquel taller de mecánico, Can Gori, sentado en un humilde cajón mientras explicaba cantidad de historias, regalándome infinidad de papeles, papeles que según él, cuando falleciera, irían a parar a n'es fems.
Hago punto y aparte, decidida a dejar aquel caserón, y continuar mi camino, en el ovillo de las vivencias y relatos escuchados toda una vida de mis mayores, son tantas y tantas las cosas que se encuentran, que mejor dejarlo para otra ocasión, a la vez que una vez más agradecer a mi padre, que me instara a ir escribiendo y volver a escribir, incluso a veces encuentro cosas repetidas, pero no lo lamento, ha sido la mejor herencia que jamás podría recibir, otra cosa era imposible, sus antepasados no poseían bergantines, ni jabeques para hacer las américas. Su padre Jaime Caules Taltavull (de los mismos que fueron tan ricos) era muy pobre, me refiero monetariamente, por el contrario, rico de manera de ser, ayudando a sus semejantes a pesar de que a él li venia ben just per viure.
Se me olvidó, añadir, que en las actuales dependencias de la Policía, esquina con la de la Concepción, fue la antigua noria Ládico. Donde vivían los criados, se encontraban las caballerizas, marcado con los números 17 y 18. Tampoco se me olvidó la entrada del carretón de uno de los payeses y la galera que se encontraba en la cochera. Que por cierto cuando escribí sobre los constructores de las mismas en que la prensa antigua alababa a un tal Juan Gomila de la calle Buenaire, como uno de los mejores de nuestra ciudad y el primero en poner ventanillas con cristales a lo que llamaban coches. Hablando de coches, anotar que en 1923 en la casa vivía, Magdalena Prieto Ballester de 77 años natural de Villa Carlos. Y Francisco Pons sirviente, cochero natural de Alaior.
Una de las historias que más me fascinaban y mi padre solía explicarme con toda clase de lujo de detalles, guardándolos para las noches de invierno, la de Ebenezem Rridgeluay y Rubi, nacido en Trípoli el 23 de diciembre de 1831 ( añadía, nació con la luna de Navidad) falleció en nuestra ciudad en 1858, en mi archivo figura la misma fecha de su nacimiento pero 27 años después. Curiosamente su madre era de Mahón. Maria Rubi Font.
(12-2-1862).Ridgeluay, casó con Antonia Ládico Gradoli baronesa, falleció el 29 febrero 1936.Otro relato muy interesante es el de Spiridon Ládico Olivar falleció el 19-5-1902 en Bini Fabini. Que dejo para otra ocasión.
Deseaba escribir mi recorrido diario camino de la escuela, quedándome en la plaza Miranda. Tal vez me he enrollado, i molt, pero alguien al que aprecio, y que me adora, siempre pendiente de las historias que voy recopilando de condición humilde, que por serlo, no interesan a los estudiosos, y que a la vez también forman parte de este apartado porque en cierta manera no dejan de ser esto: Historias de Mahón.
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