Tienen nombre y apellidos y son vecinos nuestros. Unas 1.550 personas han recibido comida del servicio de alimentos de Caritas Diocesana de Menorca. Son casi 700 familias que han tenido que pedir ayuda para poder comer durante el complicado 2012. Y ha sido posible atenderlas gracias a la solidaridad de mucha gente, a la labor de los voluntarios y a programas de distribución de excedentes alimentarios. El número de personas atendidas es el indicador más claro sobre la pobreza en Menorca. Se acude a Caritas cuando no hay otras alternativas y cuando no se dispone de recursos para poder comer. La pobreza no es indigna, lo son las circunstancias que la provocan.
Otro dato muy significativo: uno de cada cuatro beneficiarios de este servicio no percibe ingreso alguno, vive en el más absoluto desamparo. Ante esta situación hay que pedir a las administraciones que no se olviden nunca de la prioridad de atender dignamente a los pobres y necesitados. Por otra parte, es necesario apreciar y agradecer como sociedad la actitud de tantas personas que donan alimentos, dinero o tiempo para que otras puedan sentirse apoyadas. El cambio social se alimenta también de este compromiso.