Construir la emblemática Estrella de la Muerte de la saga de películas de Star Wars no es la solución, aunque parezca la mejor idea. Al menos así lo ha hecho saber la Casa Blanca, que además refuerza su negativa en que cuesta "850.000 billones de dólares, y trabajamos en reducir el déficit, no en ampliarlo. Además, la Administración no tiene intención de destruir planetas", portavoz de Obama dixit. Lo mejor de todo es que esto es cierto, ha pasado. La iniciativa 'We, the people' ha reunido más de 35.000 peticiones sobre la construcción de la casi invencible nave espacial lo que por ley obliga al presidente norteamericano a posicionarse oficialmente sobre el tema. El resultado ha sido esta cachonda escena.
Hemos ganado una batalla, en mitad de la guerra. Sí, hoy los 'freaks' estamos de enhorabuena, hemos dado un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para "los raritos". Hemos demostrado que podemos tutear a Obama, aunque su respuesta, lamentablemente, no sea la que queríamos. Hemos arrancado un puñado de risas en un tiempo donde parece que están muy caras con argumentos desde la Casa Blanca como "¿Qué sentido tiene gastarse el dinero de los contribuyentes en una Estrella de la Muerte si ya sabemos que su tara principal es que puede destruirla un solo hombre en una nave?", en una referencia evidente a la saga de George Lucas.
Pero a mí me preocupa lo de los 850.000 billones de dólares, euro arriba, euro abajo. Los americanos aducen que de tener esta suma tampoco la invertirían en ello. ¿Qué haría el presidente del Gobierno español? Miedo me da. En un país que durante las 'vacas gordas' se ha dedicado a construir aeropuertos de costes multimillonarios por los que no para ningún avión, puentes que además de caros son feos de narices, instalaciones deportivas cuyas facturas crecen como por arte de magia a cada día que pasa y a organizar exposiciones que han resultado una tapadera para trapichear con dinero y agenciarse un trozo del pastel, puede pasar de todo.
En el mejor de los casos, que se construya una Estrella de la Muerte. En el peor, que alguien meta mano y, como quien no quiera la cosa, los billones y millones vayan menguando, hasta quedarse en nada y el contribuyente deba asumir el despilfarro padeciendo la privatización de la sanidad pública o los recortes en educación. Como si hubiera pasado. Que la fuerza nos acompañe...
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